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El teatro es un viaje. Necesita un Diario. Las desventuras de un Actor con sala propia en Buenos Aires Argentina
28 MAG 2021 · Pugliese era quizás el último de los de su generación. Su diversión era la milonga y por ende todo lo relativo a eso. Si uno estaba desprevenido podía confundirse y creer que no lo disfrutaba o que estaba ahí por los motivos equivocados, pero no. Pugliese pisaba los 90 años, y eso eran 70 años de pisar las milongas. No era un bailarín excepcional y con eso me refiero a esos que hacen la excepción de bailar profesionalmente. Nació en Palermo y murió en Palermo. Cerca de Giol. Ahora le costaba verlo así, todo plagado de edificios de cemento a la vista y bodegones que solo usan el nombre de bodegones para ser cool. Bailaba absolutamente todo lo que le gustaba, y cuando la música no le gustaba, dormía. La milonga para él era su dormitorio, una especie de “siestario” donde reposaba como el guerrero antes o después de la batalla. Tuvo novias de todas las edades cada una correspondiente a su edad en cada momento. Y era devoto de cada una de ellas con una dedicación demoníaca. Como si todas las demás mujeres de la milonga no existieran. No cabeceaba jamás, no dedicaba un mínimo céntimo de tiempo a ninguna otra cosa que no fuera dormir o bailar con su mujer. Desde los 32 años llevó patillas como se usaba en la época en la que decidió llevar patillas y su corte de pelo permaneció inalterable desde entonces sin ceder ante e inevitable menor volumen. Siempre impecable. Camisa negra como si se hubiera muerto en sus 20. Pero las cosas terminan en algún momento, por lo menos así parece ser. Y eso ocurrió cuando la milonga estaba cerrada. Una verdadera injusticia porque la poesía hubiera sido palmar sobre la pista, o durmiendo en su silla, o mientras se mataba a besos en lo oscuro de una vereda. Si porque su otra afición era matarse a los besos con su dama en las penumbras de las cuadras que rodeaban a una ocasional milonga. Y no solo en sus 20, si no hasta un rato antes de estirar la pata. Pero bueno las cosas se terminan. El médico salió por la puerta como había entrado, lo vio en la cama y en ningún momento abandonó su postura de “esto es breve como visita de médico”. Es que cuando uno está bordeando los 90 se convierte prácticamente en un muerto natural. Uno luce muerto aunque no lo esté. Así que el doctor solo hizo acto de presencia. La vecina de Pugliese estuvo un rato más. Pugliese fingió dormir. La vecina se fue. Con los ojos cerrados dio un respiro hondo, y creyó sentir el olor a “Ciel” que su última novia se ponía como si no hubiera un mañana. Sin abrir los ojos pensó que hubiera sido lindo de otra manera, pero bueno ella ya no estaba. Sintió que estaba bien. Se levantó de la cama como un relámpago, con la madurez intacta de un tipo de 20 años; se acercó al ropero y se contempló en el espejo con toda la prepotencia que le sale de los huevos viriles a un hombre de 30. Contempló los trajes y las camisas en fila, se vistió con la precisión de un hombre de 40 que sabe lo que es un buen “jetra”. Se anudó la corbata de memoria como lo haría un hombre de 50. Pensó un segundo y tomo el celular que estaba sobre la cómoda y lo tiró al cesto de basura. No iba a ser de ese modo. Levantó la tapa del tocadiscos. Hugo del carril no era algo propicio para un hombre de 60. Encontró a Fresado, siguió por Troilo, y se paró en Pugliese su tocayo. Lo puso y se pegó la cabeza contra la puerta de arriba del ropero que había quedado abierta. Se dio cuenta que tenía 70. Sale Pugliese. Cumplió 80, miró hacia atrás y por toda la habitación estaban ellas, de todas las edades cada una correspondiente a su edad en cada momento. Las miró devoto como era, dejó que girara Juan D´arienzo y Alberto Echague, se afirmó en sus casi 90 y con una sonrisa cabeceo una a una; y bailó como una quinceañera “estampa de varón”.
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28 MAG 2021 · El contenido
Cuando vos te dedicas a hacer algo artístico por ejemplo canciones, escribís, pintas, haces fotografías, o incluso cuando queres comercializar algún artículo o querés difundir en las redes sociales, por ejemplo el negocio que es tu sustento, te dicen que la manera de difundir tiene que ser atractiva. El contenido que vos generas en las redes sociales tiene que ser de calidad, porque si no es así la gente no lo va a compartir. Incluso obviamente los expertos en estos temas tienen una palabra en inglés, ENGAGEMENT, es decir el gancho, el enganche que la gente tiene con tu material. Incluso esos mismos expertos dicen que cuando vos no logras eso, tenés que pensar que tu material no es de calidad. Eso por supuesto no repercute positivamente en vos. Nadie quiere creer que lo que hace es una mierda.
Esto me hace pensar en ese experimento que se hizo una vez para comprobar si la gente realmente distingue a un artista por su valor propio. Uno de los mejores intérpretes de violín del mundo, Joshua Bell, tocó en una estación de subte de Washington. Vestido con jeans, una camisa y una gorra interpretó piezas maestras con su Stradivarius de 1713 pero pocos le prestaron atención. Tras 43 minutos, habían pasado por el lugar 1.070 personas pero sólo 27 le dieron dinero. En total ganó u$s 32 y nadie lo reconoció. Tres días antes, Bell había llenado el Boston Symphony Hall a 100 euros la butaca.
Borges, un escritor mundialmente idolatrado, de muy joven se autoeditaba sus propios poemas y los dejaba de manera gratuita en distintos lugares para ser leído. Dudo muchísimo que alguien viera en ese librito un candidato al nobel de literatura y dudo aún más de cuantos terminaron leyéndolo.
MSCHF es un colectivo artístico que intenta hacer comentarios sociales con sus obras. Desde comprar en 30000 dólares un cuadro de Damien Hirst para recortar y vender sus partes, o comprar 4 bolsos carísimos de la marca Hermes para convertirlos en sandalias. Su última creación es la de un sitio que se llama zuckwatch.com, donde invitan a la gente a que descubra cuál es el password del sitio. Al ingresar a la página se puede leer: En el panóptico, el carcelero ve a todos. ¿Qué pasa si todos volteamos nuestros ojos hacia adentro? Por esta misma estructura, en todo momento, todos ven al carcelero . Zuckwatch tiene dos propósitos. Solo puede funcionar con tu ayuda.
Este grupo sacude internet con su material de alto “engagement”, pero sus redes sociales son privadas, y públicamente incitan a que no los sigan. La negación de las redes sociales, se realiza en las mismas redes sociales.
Por el otro lado tenemos el tema de la MASIVIDAD
QUEREMOS RESULTADOS. Ahí se rompe toda la teoría sobre los contenidos. Mucho contenido masivo, con mucho engagement, no parece ser de calidad o al menos cuesta a ojo desnudo descubrir cuál es la calidad del mismo, o al menos esa calidad que generaría engagement.
La conclusión parece ser que el engagement y la masividad de un contenido no tienen relación alguna con la calidad, pero quizás al carcelero le conviene que pensemos en esos términos.
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29 MAR 2021 · ¿Es posible una guerra mundial hoy en día? ¿Es posible enviar a alguien a la guerra hoy en día?. ¿Es posible enviar a un montón de gente a la guerra sólo diciéndoles que es necesario, amparados en la idea de nación?. ¿Es posible hoy romper la barrera de la autoconservación sólo con ese argumento como se hizo durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial? Es una duda que me planteo.
Hace poco vi un documental sobre la guerra de Malvinas donde uno de los combatientes argentinos, decía que habló con un soldado inglés y este le preguntó cuánto le pagaban por ir a la guerra, y él le dijo que no le pagaban, que lo hacía por honor y amor a la patria. El soldado argentino, era un conscripto, que estaba en la “colimba”, es decir en el servicio militar obligatorio. El inglés le dijo que él había ido a pelear porque le pagaban.
Es realmente interesante ver qué cuándo fue la guerra de Malvinas estamos bajo un gobierno militar que no había sido elegido, un gobierno militar que ya estaba en retirada porque se había agotado y que la guerra se decidió como para recurrir a un manotazo de populismo.
También hay que recordar que en ese momento, la gente congregada en la Plaza de Mayo, con diferencia de dos días, putearon y apoyaron el gobierno militar en partes iguales. Y que incluso en el segundo encuentro durante el discurso silbaron a Galtieri por un fragmento del cual no estuvieron de acuerdo. Pero lo cierto es que ante la decisión del gobierno militar de invadir las Islas Malvinas la gente conmovida por cierto patriotismo, apoyo esa situación. Un reclamo que si bien era histórico nada anunciaba un inminente conflicto armado. Y hoy casi 40 años después yo me pregunto si es posible mandar a alguien a la guerra.
Porque por ejemplo, pensemos en la Segunda Guerra Mundial; vivís en Inglaterra y Alemania comienza a bombardear Londres. Quizás es instintivo que quieras enrolarte en el ejército e ir como voluntario para defender tu ciudad, tu país. Es decir, defenderse ante un ataque. Pero me pregunto si hoy en día sería posible que Alemania pudiera llevar su gente a la guerra de esa manera?. Es posible hoy que algún gobierno decida ir a la guerra y tenga el poder de movilizar a su población para que lo haga?. Sinceramente lo veo bastante improbable. Supongamos que el gobierno argentino, decidiera mañana volver a invadir las Islas Malvinas. Y al no haber servicio militar obligatorio se convoca a voluntarios. ¿Habría gente que estaría dispuesta a volver a intentarlo?. ¿Habría gente dispuesta a dar su vida para ir a matar a otras personas que están usurpando un territorio argentino desde hace tanto tiempo?. Porque si bien el reclamo es válido de ahí a pasar a la acción armada hay un trecho. Por ejemplo, si Bolivia quisiera llegar al mar y se considerará con derecho, ¿el gobierno boliviano conseguiría voluntarios para ir a matar chilenos para llegar a la costa?.
Tengo la impresión que la idea abstracta de nación está lavada por cierto individualismo. Tengo la sensación que hoy que existen muchísimas formas de estar comunicados pero vivimos en cierto aislamiento, aislamiento de ghetto en todo caso. En las redes se abren “teams”, el inocente Team Verano, de los amantes de esta época del año, versus el Team Invierno, hasta los “teams” más radicalizados donde puede llegar a haber sangre detrás de sus banderas. Dudo si hay algún gobierno capaz de mover a la población civil hacia una guerra mundial. Esta idea en principio me pareció fantástica, es bueno que no haya guerras mundiales, pero por otro lado creo que por ese fenómeno de burbujas aparecen otros eventos con resultados similares a una guerra mundial, pero más silenciosos, más difíciles de detectar, igual de devastadores.
15 MAR 2021 · “Surgen de penumbra los pensamientos más vastos. Damos pasos en la tenue luz y muchas veces actuamos contra nosotros mismos” Rodin.
Tenía los pensamientos, pero no podía evitar confundirse con cada día que pasaba. Armaba planes y estrategias que rara vez cumplía, como si lo único que fuera capaz de llevar adelante fuera el sabotaje. Venía dejando de lado lo que quería hacer, buscaba en internet mil veces la palabra “procrastinar” y cada búsqueda lo conducía a horas de navegación que sólo lo hacían perder el tiempo. Internet era su mejor aliado para escapar de la responsabilidad.
Pero ella siempre estaba ahí mirándolo con un solo ojo sano. Se levantaba a la mañana y se ponía a desayunar y no podía evitar sentirse incómodo, observado por ella. Si prendía la tele como para ver qué había ocurrido en el mundo, podía percibir cómo era juzgado por su pérdida de tiempo. Ella parada en el centro de la sala, lo observaba. A veces la tapaba con una tela para no sentir su presencia maléfica. La estatua estaba omnipresente sólo como Dios puede estarlo en la vida de los creyentes. Llamarla estatua era mucho, porque casi en un 80% era un cuadrado de mármol, pero la estatua parecía tener conciencia de estatua. Se erguía y le reclamaba todo el tiempo: “ ¡Terminame! ¡Terminame! ¡Terminame!-” con la voz de un gigante, una voz gruesa que le retumbaba en el interior de su cabeza, una voz potente que le llenaba el pecho de angustia. No es que fuera una pieza muy imponente, el material todo no llegaba a los 25 centimetros, pero estaba allí constantemente acechándolo. De noche tenía pesadillas y se preguntaba si realmente quería eso, si realmente quería convertirse en un escultor; entonces se sentía culpable. Demasiados años estudiando para ponerse a dudar ahora. Otras veces se encontraba pensando: “¿quién esculpe hoy en día?”, como si por el solo hecho de que nadie ya se bate a duelo el honor halla dejado de ser algo importante. “ ¡Terminame! ¡Terminame! ¡Terminame!- escuchaba cuando tenía que salir del departamento por alguna obligación o por las simples ganas de salir a dar una vuelta. Algunas veces guardaba en secreto el agobio que le significaba la presencia de esa infame estatua.
-¡Terminame! ¡Terminame! ¡Terminame!-
Trazaba infinitos y complicados planes tratando de abrir huecos en la agenda. Abría cantidad de agendas especiales. Colgaba frases motivadoras en la heladera. Se juraba ir a dormir temprano y levantarse temprano para atacar con buen ánimo su responsabilidad como escultor, pero todo era inútil, y cada vez se sentía más ahogado.“ ¡Terminame! ¡Terminame! ¡Terminame!- Pero hoy era el día. Esa tarde a las 16 horas nada se interpondrá entre la estatuilla y él. Se dedicaría a pleno. Las cartas que Vincent Van Gogh había escrito a su hermano lo habían puesto de ánimo para trabajar. Ese libro lo había impresionado mucho. Lo había leído hace muchísimos años, en su adolescencia, porque hacía años que ya no leía, incapaz de concentrarse. En algunos momentos pensaba que la culpa era de esta época, de esta época donde ya nadie se concentra. Y otra vez aparecía el fantasma que lo obligaba a pensar ¿quién esculpe hoy en día?. Pero esa tarde con toda la puntualidad del mundo se calzó el delantal, metió en el bolsillo sus tres cinceles preferidos, tomó la masa y miró a la inconclusa como a una amiga a la cual se le debe un favor. -Hoy vos y yo vamos a aclarar las cuentas .- Se lo dijo para así con amor. Se paró con las piernas un poco entreabiertas cómo se para Cristiano Ronaldo antes de tirar un tiro libre y se dijo: -Ahora!, Ahi voy!.- Miró el mármol que le pareció más blanco y luminoso que nunca y se concentró en la media cara sin terminar para intentar deslumbrarse, para intentar percibir la forma que había debajo. Recordó la frase de su profesor preferido, Andreotti su profesor de primer año, “Deje que el material le hable”. Casi pudo ver a su profesor parado cerca de la ventana. Sintió cierta emoción, sintió que se conectaba finalmente y se decidió dar el primer golpecito aunque fuera equivocado, no importaba, ya en esa tarde se convertiría en escultor en cuerpo y alma. Levantó la masa, apoyo del cincel y el teléfono sonó. Miró incrédulo, “Ale3” era el nombre del contacto. No sabía quién era. Tenía la costumbre de archivar los contactos del teléfono como el orto y lo mismo hacía con los archivos en la computadora, nombres que no le representaban nada y que tenía que hacer un esfuerzo titánico para recordar porque los había elegido. La llamada terminó. Volvió a concentrarse en su trabajo pero todo se vino abajo como un castillo de naipes, por más que nunca había armado un castillo de naipes. Un pensamiento llevó al siguiente y al siguiente, y al siguiente. “Ale3”. “m Ale” es Alejandro, 3 era el piso. Era Alejandro del tercero. Ahí cayó en la cuenta de que a las 16 tenía una reunión de consorcio. Nunca iba a las reuniones del consorcio. Esta vez no podía no presentarse. Eran solo cinco dueños. Alberto que tenía el departamento 1 y 2, la gorda del cuarto, el puto del sexto, y el cheto del tercero. El cheto del tercero y el puto del sexto, insistían desde hace meses con construir un quincho en la terraza, la terraza de un edificio de más de 100 años, una terraza que a todas luces no estaba preparada para recibir el fragor de la batalla de un asado cada domingo, pero ellos insistían y la votación había estado 3 contra 2 y necesitaban que él fuera y se presentará para desempatar o para hacer ganar la partida al propietario del depto 1 y 2 y a la gorda del cuarto. La gorda le pidió encarecidamente que fuera y lo convenció de votar en contra del quincho.
Apretó el cincel en una mano y alzó el martillo con la otra, y se dijo: “de acá no me muevo”. la proto mujer aun encerrada en el mármol, lo veía dudar, y le susurró “sos un inútil, nunca me vas a terminar. No me vas a terminar. Sos indigno de tocar mí blanca piel”. Ese sentimiento lo torturaba, si bien le había costado definirse si quería continuar auto llamándose escultor, sabían perfectamente que no quería ir a esa puta reunión de consorcio. Apoyo el cincel seguro de que iba a dar un golpe equivocado y que después iba a tener que invertir tiempo para poder repararlo, pero no le importó, ya nada se interpondría. “-Inutil”. Gatillo ella una vez más. Levantó la masa y en ese instante, golpearon a la puerta. El timbre no funcionaba hacía meses. Golpeaban insistentemente. Era un departamento esos antiguos con puerta de vidrio, por lo tanto si se movía, verían la sombra de su cuerpo, como él podía verlos a ellos parados en el pasillo. Era claro, ese bodoque era la gorda del cuarto, el petiso pelado era Francisco del primero y el segundo, el más alto era el puto del sexto, y la cabeza que se movía de atrás con papeles en la mano era el Cheto del tercero. -Nunca me vas a terminar.- Volvió a escuchar, pero no podía hacer nada. Se acercó a la puerta y de mala gana la abrió. La gorda le dijo: -pensamos que era mejor hacer la reunión acá.-
Casi sin pedir permiso, todos se acomodaron entre el pasillo y el hall del departamento, y comenzó la batalla por el quincho de la terraza. A modo de disculpa echó una mirada pero ella lucía fría, blanca, distante. “Sos un inútil” dijo y lo hizo sangrar. Podía sentir la sangre corriendo por el cincel, por el martillo, por el delantal que aún llevaba puesto. La reunión llegó a un clímax de gritos que lo ensordecían. Volvió a mirarla y pudo vislumbrar toda la forma que contenía. Desapareció todo lo que era mármol, quedó solo lo que era estatua. Jadeo -Te prometo…- Ella rió y la honda carcajada resonó en su pecho haciéndolo contemplar los restos de la reunión de consorcio. El craneo del puto del sexto abierto de par en par; la cara destrozada del cheto del tercero; Francisco que embadurnaba de sangre las paredes del pasillo buscando la salida, la gorda del cuarto que ya habia dejado de respirar. Soltó la maza y el cincel, contempló el delantal, y se maravilló con la luz que entraba por la ventana, envolviendola a ella, blanca, radiante, infernal.
10 MAR 2021 · La idea le rondaba la cabeza desde hace mucho tiempo. Ya había perdido la idea de cuando tiempo, pero era mucho tiempo. La cuestión era que no estaba dispuesto a seguir viviendo en un mundo que no respetara su forma de pensar. No quería estar un segundo más compartiendo su existencia con cosas con las que no estuviera de acuerdo. Saltó de la cama ese domingo y comenzó con la depuración. Sin pausa, sin moral, sin remordimiento. Buscó las llaves y así como estaba vestido, salió a la calle. Comenzó a caminar por las bobas veredas que se deshacían bajo un bobo sol de domingo y a poco de andar, no más de 300 metros, encontró su primer objetivo. El tipo, por que era un tipo, nunca vas a ver a una tipa enfrascada en tamaña soledad, estaba lavando el auto. Las alfombras de goma sobre la vereda chorreaba un poco sobre el cordón como los relojes de Dalí. Un balde largaba espuma como si fuera un perro rabioso. Más allá un cepillo para lavar las cubiertas descansaba como si fuera un cachorro hijo del perro con rabia. El hombre agachado con la mitad de la raya del culo saliendo de los pantalones. Una manguera reluciente serpenteaba como una víbora azul y blanca, el tipo la sostenía por la cabeza y la hacia vomitar su veneno sobre el enorme brontosaurio de vidrio y chapa. Nuestro sujeto, sin detenerse ni alterar la manera de caminar que había adoptado no bien dejó la cama, la casa y su propia vereda, enfiló derecho hacia el domador de serpientes. Serían 80 metros que fueron 80 pasos. Ni se detuvo un segundo. Al pisar la empapada vereda le espetó, que es como se dice cuando uno escupe palabras, "porque estás lavando el auto!”. Sin más bocado tomo la escoba que estaba apoyada contra la pared en el antepenúltimo paso; rompió el mango contra su propio muslo en el anteúltimo paso; y le atravesó el cuello al domador lavador en el último paso como con la improvisada estaca. Vampirico el incrédulo domador se desplomó sobre el jamelgo de hierro. Jamelgo es un caballo y es una metáfora para hablar del auto. La sangre se mezcló a borbotones con los borbotones de veneno que aún soltaba la víbora. Un caniche sentado en el umbral del PH observó la escena, trotó alegre y se puso a beber el agua veneno con sangre. Nuestro sujeto, porque es "nuestro", porque no puede dejar de ser"nuestro" quién nos sorprende con un acto salvajemente absurdo que nos deja preguntándonos porqué, continuó su camino ya decidido a qué la limpieza su ciudad y de su planeta empezaría por los hombres que lavan autos los domingos en las veredas. Mientras se alejaba masculló, qué es lo que se dice cuando alguien mastica las palabras: "Deben nacer muertos los que lavan el auto los domingos".
1 MAR 2021 · La valoración de las cosas, es una manera de pararnos frente a la vida, y nada mejor que estar parados sobre un par de zapatos que parece haber sido diseñado especialmente para nosotros; o en su defecto estar descalzos comiendo un plato de cornalitos.
27 FEB 2021 · Un hombre que nunca tuvo redes sociales. Su cerebro es diferente ¿es mejor o peor?
23 FEB 2021 · Un pequeño desafio para pronunciar nombres extranjeros.
20 FEB 2021 · El chamán lo único que necesitaba era la piedra donde sentarse; No aparecía ningún productor a decirle vamos a traer esa piedra de uno de nuestros sponsors pero a cambio tenemos que hacer que el papel del escorpión sea interpretado por Denzel Washington
20 FEB 2021 · Es muy puta mi memoria, me lo oculta de manera insidiosa. Eso es, “insidiosa”. Se ríe de mí, puedo percibir cómo se ríe de mí.
El teatro es un viaje. Necesita un Diario. Las desventuras de un Actor con sala propia en Buenos Aires Argentina
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Autore | Sergio Souza |
Organizzazione | Sergio Souza |
Categorie | Cultura e società |
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