Lucas 22:31-62 La fidelidad de Dios y la infidelidad de sus seguidores

15 giu 2021 · 9 min. 52 sec.
Lucas 22:31-62 La fidelidad de Dios y la infidelidad de sus seguidores
Descrizione

Se anuncia la negación de Pedro (Mt 26:31-35; Mr 14:27-31; Jn 13:36-38) 31 »¡Simón[a], Simón! Mira que Satanás ha pedido sacudirlos a ustedes como un campesino sacude la paja de...

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Se anuncia la negación de Pedro
(Mt 26:31-35; Mr 14:27-31; Jn 13:36-38)
31 »¡Simón[a], Simón! Mira que Satanás ha pedido sacudirlos a ustedes como un campesino sacude la paja de los granos de trigo. 32 Pero he orado para que no pierdas tu fe. Cuando vuelvas a mí, ayuda a tus hermanos a ser más fuertes».

33 Pero Simón dijo:

—Señor, estoy listo para ir contigo a la cárcel. ¡Hasta estoy dispuesto a morir por ti!

34 Pero Jesús dijo:

—Pedro, antes de que el gallo cante esta noche, me negarás tres veces.

Estén listos
35 Entonces Jesús les dijo a los seguidores:

—Cuando los envié sin dinero ni provisiones ni sandalias, ¿les hizo falta algo?

Ellos dijeron:

—No, nada.

36 Jesús les dijo:

—Pero ahora, si tienen provisiones o dinero, llévenlos con ustedes. Si no tienen espada, vendan su manto y compren una. 37 Pues les digo que esta Escritura debe cumplirse en mí: "La gente lo consideraba un criminal".[b] Esta Escritura debe cumplirse en mí. Fue escrita sobre mí y está sucediendo ahora.

38 Los seguidores dijeron:

—Mira Señor, aquí hay dos espadas.

Jesús les dijo:

—¡Basta ya!

Jesús ora solo
(Mt 26:36-46; Mr 14:32-42)
39 Como de costumbre, Jesús salió de la ciudad al monte de los Olivos, y sus seguidores fueron con él. 40 Al llegar ahí, les dijo:

—Oren para que no caigan en tentación.

41 Entonces Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló y oró: 42 «Padre, líbrame de esta copa, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». 43 Entonces apareció un ángel del cielo que fue enviado para darle fuerzas. 44 Él estaba sufriendo mucho y oraba con fervor. El sudor era como gotas de sangre que caían al suelo.[c] 45 Cuando Jesús terminó de orar, fue a donde estaban sus seguidores. Se quedaron dormidos vencidos de tristeza. 46 Jesús les dijo:

—¿Por qué están durmiendo? ¡Levántense y oren para que no caigan en tentación!

Arresto de Jesús
(Mt 26:47-56; Mr 14:43-50; Jn 18:3-11)
47 Mientras Jesús estaba hablando, llegó allí mucha gente. Los guiaba uno de los doce apóstoles, llamado Judas. Él se acercó a Jesús para saludarlo con un beso.

48 Pero Jesús le dijo:

—Judas, ¿Con un beso traicionas al Hijo del hombre?

49 Cuando los seguidores vieron lo que estaba pasando, le dijeron a Jesús:

—Señor, ¿atacamos con espada?

50 Uno de ellos le pegó al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51 Pero Jesús dijo:

—¡Déjenlos!

Entonces Jesús le tocó la oreja al siervo y lo sanó. 52 Luego, Jesús les dijo a los jefes de los sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos líderes, que habían venido a arrestarlo:

—¿Es que yo soy un bandido para que ustedes vengan con espadas y garrotes? 53 Yo he estado con ustedes todos los días en el área del templo y no me arrestaron. Pero esta es su hora, la hora en que reina la oscuridad.

La negación de Pedro
(Mt 26:57-58, 69-75; Mr 14:53-54, 66-72; Jn 18:12-18, 25-27)
54 Arrestaron a Jesús y lo llevaron a casa del sumo sacerdote. Pedro los siguió a cierta distancia. 55 Encendieron un fuego en medio del patio y se sentaron alrededor. Pedro se sentó con ellos. 56 Una sierva vio a Pedro sentado allí. Lo pudo ver por la luz del fuego, lo miró muy de cerca y dijo:

—Este hombre también estaba con él.

57 Pero Pedro lo negó:

—Mujer, yo no lo conozco.

58 Un poco más tarde alguien vio a Pedro y dijo:

—Tú también eres de ellos.

Pero Pedro dijo:

—¡No, hombre, no lo soy!

59 Pasó casi una hora y otro insistió:

—Es verdad, este hombre estaba con él, es de Galilea.

60 Pero Pedro dijo:

—¡Hombre, no sé de qué estás hablando!

En ese momento, mientras Pedro todavía estaba hablando, cantó el gallo. 61 Entonces el Señor se dio vuelta y miró a Pedro a la cara. Pedro recordó lo que el Señor le había dicho: «Antes de que el gallo cante esta noche, me negarás tres veces». 62 Entonces Pedro salió de allí y lloró amargamente.
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Autore Confraternidad Chía
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