La Imitación de Cristo - Kempis 12
21 gen 2024 ·
3 min. 2 sec.
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Descrizione
CAPÍTULO XII De la utilidad de las adversidades Bueno es que algunas veces nos sucedan cosas adversas y contratiempos, porque suelen atraer al hombre a su interior para que conociéndose...
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CAPÍTULO XII
De la utilidad de las adversidades
Bueno es que algunas veces nos sucedan cosas adversas y contratiempos, porque suelen atraer al hombre a su interior para que conociéndose desterrado, no ponga su esperanza en cosa alguna del mundo. Bueno es que padezcamos a veces contradicciones, y que sientan de nosotros mal e imperfectamente, aunque hagamos bien y tengamos buena intención. Estas cosas de ordinario ayudan a la humildad, y nos defienden de la vanagloria; porque entonces mejor buscamos a Dios por testigo interior, cuando por defuera somos despreciados de los hombres y no nos dan crédito.
Por eso debía uno afirmarse de tal manera en Dios, que no le fuese necesario buscar muchas consolaciones humanas. Cuando el hombre de buena voluntad es atribulado, o tentado, o afligido con malos pensamientos, entonces conoce tener de Dios mayor necesidad, experimentando que sin él no puede nada bueno. Entonces también se entristece, gime y ruega por las miserias que padece. Entonces le es molesta la vida larga, y desea llegue la muerte para ser desatado de este cuerpo y unirse con Cristo. Entonces también conoce que no puede haber en el mundo seguridad perfecta, ni paz cumplida.
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De la utilidad de las adversidades
Bueno es que algunas veces nos sucedan cosas adversas y contratiempos, porque suelen atraer al hombre a su interior para que conociéndose desterrado, no ponga su esperanza en cosa alguna del mundo. Bueno es que padezcamos a veces contradicciones, y que sientan de nosotros mal e imperfectamente, aunque hagamos bien y tengamos buena intención. Estas cosas de ordinario ayudan a la humildad, y nos defienden de la vanagloria; porque entonces mejor buscamos a Dios por testigo interior, cuando por defuera somos despreciados de los hombres y no nos dan crédito.
Por eso debía uno afirmarse de tal manera en Dios, que no le fuese necesario buscar muchas consolaciones humanas. Cuando el hombre de buena voluntad es atribulado, o tentado, o afligido con malos pensamientos, entonces conoce tener de Dios mayor necesidad, experimentando que sin él no puede nada bueno. Entonces también se entristece, gime y ruega por las miserias que padece. Entonces le es molesta la vida larga, y desea llegue la muerte para ser desatado de este cuerpo y unirse con Cristo. Entonces también conoce que no puede haber en el mundo seguridad perfecta, ni paz cumplida.
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Autore | Peregrino |
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