El Grand Prix se estrenó en TVE en 1996. 27 años después, el público parece haber encontrado un lugar para regresar a los veranos felices y despreocupados en el pueblo, un tiempo anterior a la crisis de las redes sociales, a la polarización y a la incertidumbre postelectoral, una especie de refugio de lo conocido, en nuestro recuerdo tramposo. La España de los noventa ha resucitado gracias a un viejo concurso con una audiencia más que milagrosa que recuerda a la de la época anterior a la existencia de las plataformas digitales. El retorno de El Grand Prix ha obtenido un 24,9 por ciento de share en su segundo programa, 5,9 millones de espectadores únicos, lo que duplica la media de la cadena pública y ha atraído a la generación de tabletas y TikTok. El 40,5 por ciento de los niños de entre 4 y 12 años que ven la tele a esa hora han conectado con Ramontxu, el ancla al pasado de los más nostálgicos. ¿Por qué arrasa en audiencia? ¿Cuáles son las claves de su éxito en 2023? Lo analizamos con el fundador y jefe de sección de Bluper, Juanma Fernández: "Ha vuelto el programa del abuelo y del niño, han sabido unir a diferentes generaciones manejando bien el elemento nostalgia". Además, el filósofo y columnista de EL ESPAÑOL, Pedro Insua considera que el retorno de este formato supone la reivindicación de la España vaciada, ya que las nuevas tecnologías acabaron con el mundo rural. "Los noventa fueron los últimos años en donde existía la división entre lo rural y lo urbano".