Embutidos regionales casi desconocidos
30 giu 2021 ·
18 min. 48 sec.
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Descrizione
Chosco, secallona, chiquillo, androlla, farinato, borono, botillo, sabadeño, perro de Requena... Son nombres que, probablemente, pocas veces (o ninguna) has escuchado... y menos aún probado. Y sin embargo son deliciosos...
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Chosco, secallona, chiquillo, androlla, farinato, borono, botillo, sabadeño, perro de Requena... Son nombres que, probablemente, pocas veces (o ninguna) has escuchado... y menos aún probado. Y sin embargo son deliciosos embutidos, la mayoría de cerdo, que se unen a los populares chorizo, salchichón y lomo y que se distribuyen por toda la geografía española.
Son también una buena muestra del célebre dicho "del cerdo me gustan hasta los andares" ya que, efectivamente, hasta las pezuñas se comen guisadas.
El Dios de los antiguos hebreos demonizó el cerdo como un animal impuro que contamina a quien lo toca y, por supuesto, a quien lo come. 1.500 años más tarde Alá dijo a Mahoma algo parecido y desde esos lejanos tiempos, el cerdo es una abominación para millones de judíos y cientos de millones de musulmanes. El animal, sin embargo, es una "máquina" capaz de trasformar granos y tubérculos en proteínas de alta calidad y ofrecer una variedad de carnes que han conquistado a muchos estómagos.
Cada región y cada territorio ha sabido interpretar durante mucho tiempo la necesidad de conservar la carne de cerdo, contribuyendo a crear una variedad de productos que hoy representan una parte verdaderamente rica de nuestro país tanto cultural como gastronómica. La larga tradición charcutera de todos los pueblos de la Península Ibérica ofrece una gama interminable de productos regionales, a cual más delicioso.
Si te apetece conocerlos, te invitamos a un viaje por la Península en busca de los secretos mejor guardados del cerdo.
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Son también una buena muestra del célebre dicho "del cerdo me gustan hasta los andares" ya que, efectivamente, hasta las pezuñas se comen guisadas.
El Dios de los antiguos hebreos demonizó el cerdo como un animal impuro que contamina a quien lo toca y, por supuesto, a quien lo come. 1.500 años más tarde Alá dijo a Mahoma algo parecido y desde esos lejanos tiempos, el cerdo es una abominación para millones de judíos y cientos de millones de musulmanes. El animal, sin embargo, es una "máquina" capaz de trasformar granos y tubérculos en proteínas de alta calidad y ofrecer una variedad de carnes que han conquistado a muchos estómagos.
Cada región y cada territorio ha sabido interpretar durante mucho tiempo la necesidad de conservar la carne de cerdo, contribuyendo a crear una variedad de productos que hoy representan una parte verdaderamente rica de nuestro país tanto cultural como gastronómica. La larga tradición charcutera de todos los pueblos de la Península Ibérica ofrece una gama interminable de productos regionales, a cual más delicioso.
Si te apetece conocerlos, te invitamos a un viaje por la Península en busca de los secretos mejor guardados del cerdo.
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Autore | elEconomista |
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