El sector de aceite de oliva español ha vivido un año complicado y complejo. Con buenas y malas noticias. Las peores, que ya vienen de muchos meses atrás, tienen que ver con el incremento de costes de producción, primero por la crisis logística y la subida del precio de la luz, que obligaron a subir precios. Una situación que, lejos de mitigarse, se ha agravado aún más desde el comienzo del año.

Por si fuera poco, esta escalada de precios se amplificó con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, a la que se sumó el paro de transportes, que llegó a provocar incluso problemas de desabastecimiento. Una suerte de tormenta perfecta que ha provocado que el aceite de oliva se convierta en uno de los productos que más ha presionado al alza la inflación, que ronda ya el 10%.

También hay que tener en cuenta que se trata de un sector que, pese a ser líder mundial en producción, cuenta con importantes frenos que lastran su eficiencia. Un informe de CaixaBank señala que la atomización de los cultivos y su baja tecnificación reduce el rendimiento de las cosechas y dispara los costes. Además, lastra la capacidad de negociación de los productores para marcar precios y posicionarse a nivel comercial.

El análisis de la entidad financiera señala, entre otras cosas, que casi la mitad del olivar en España es tradicional mecanizable, lo que hace que rinda la mitad, y que el coste de producción pueda duplicarse. Solo el 3% es superintensivo.
El 80% del aceite de oliva producido es exportado

España cuenta, por tanto, con casi 340 millones de olivos, lo que le convierte en líder mundial de superficie, producción, comercialización y exportación de productos del olivar, tanto de aceitunas como, sobre todo, aceite.

Casi el 80% del aceite producido se destina al mercado internacional, lo que se traduce en más de un millón de toneladas en la última campaña. Ocupa el tercer lugar entre las exportaciones agroalimentarias, solo superado por la carne de porcino y los cítricos.

El problema adicional para el sector es que, a pesar de ese liderazgo mundial en exportaciones, tanto en volumen como en valor, no tiene correlación. Mientras que casi triplica las ventas en el exterior de Italia, el gran rival, la distancia en términos de valor se reduce considerablemente. Esto se debe a que gran parte de las ventas españolas se realiza a granel, con menor valor añadido, lo que hace que los precios medios italianos sean muy superiores.

Se da el caso, de hecho, de que Italia y otros países envasan aceite a granel español, y lo venden con sus marcas, a un precio superior. Ahí tienen la clave para incrementar el valor de las exportaciones, más aún teniendo en cuenta la elevada calidad del oro líquido nacional, a través de un posicionamiento de marca superior y una estrategia adecuada de comercialización.
El mejor aceite de oliva de España se hace en Albacete

Pero, insistimos, la calidad del producto español es indiscutible. Y para reconocerla, el Ministerio de Agricultura organiza cada año el Premio Alimentos de España al mejor Aceite de Oliva Virgen Extra.

Y el galardonado esta campaña como el mejor aceite es uno de producción ecológica de Agropecuaria Ecológica Sierra de Alcaraz, situada en Alcaraz, Albacete. Lo definen como un frutado muy intenso de aceitunas verdes, con recuerdos de la hoja verde del olivo y otras hierbas aromáticas. Esta misma almazara, en concreto con O'Oleum de la vía verde, también ha sido reconocida como la mejor en la modalidad 'Frutado Verde Amargo'.

Por su parte, el aceite Oleo Subbética, perteneciente a la Denominación de Origen Protegida Priego de Córdoba y presentado por Marín Serrano el Lagar, de Carcabuey (Córdoba) ha sido el ganador en la modalidad frutado verde dulce. Mientras que en la categoría frutado maduro el premio ha recaído en el aceite Castelanotti, de Agrodelpa, de Córdoba.

Con este concurso, el Ministerio trata de revalorizar y promocionar los aceites españoles de mayor calidad, poniendo en valor su excelencia.