Una nueva reflexión sobre relaciones personales para comenzar tu día, Una oración para cuando luchamos por perdonar / Reflexiones cristianas
Si te gustan reflexiones de la vida o mensajes y predicas cristianas para mujeres, predicas cristianas para jovenes, predicas cortas y otras , este es tu podcast


Una oración cuando luchamos por perdonar
¿Qué hacemos cuando nos resulta difícil perdonar? ¿Cómo afrontamos cuando todo en nosotros quiere definir a otro
por el daño que ha causado? ¿Cómo perdonamos cuando sentimos que la persona ofendida simplemente no lo merece?
Una vez, una mujer le comentó esta situacion a su pastor. Su hijo adolescente estaba teniendo dificultades para perdonar
a las personas que lo hirieron en el pasado. Tenía buenas razones no para hacerlo. Su padre no era un buen hombre y su abuela,
que vivió con él durante
los primeros 12 años de su vida, se mudó sin previo aviso; un día él simplemente regresó a casa de la escuela
y ella ya no estaba. Ambos acontecimientos ocurrieron hace años y, sin embargo, los efectos persistentes son tangibles en su vida.
“Simplemente no puede perdonar”, se lamentaba su madre.
A veces pensamos que el perdón consiste en fingir que no se produjo un dolor o una ofensa. “Perdona y olvida”, decimos.
Pero cuando se causa un daño profundo, ese daño permanece con nosotros. No podemos olvidar, y como no podemos olvidar,
pensamos erróneamente que no podemos perdonar.
Perdonar a alguien que nos ha herido no se trata de esconder las cosas debajo de la alfombra, ni pretender que la ofensa no ocurrió.
El perdón consiste en negarnos a permitir que el dolor controle nuestras vidas. El hecho es que, si nos sentamos en la falta de perdón,
continuamos definiéndonos por el dolor. Podemos decir que hemos seguido adelante, pero esa herida todavía domina sobre nosotros.
Pensar en la persona o el evento hace que la negatividad aumente dentro de nosotros. Guardamos rencores. Deseamos venganza.
Y a menudo, una amargura profunda pero vibrante se apodera de nosotros.
La falta de perdón es una prisión que nos atrapa en la vergüenza, el resentimiento y el odio.
Además, la energía que se necesita para aferrarse a esos sentimientos eventualmente se vuelve hacia adentro.
Minan nuestras fuerzas y oscurecen nuestro espíritu. Quizás sea por esta razón que Jesús nos ordenó perdonar
a los que han pecado contra nosotros
(Mateo 6:12). Jesús nos manda a perdonar, no porque el ofensor se lo haya ganado sino porque el acto del perdón nos libera.
El perdón nos libera de la carga de guardar rencor. El perdón nos libera de la amargura tóxica que nos carcome.
el autor Henri Nouwen escribe: “El perdón nos permite reclamar nuestro poder y no dejar que estos acontecimientos nos destruyan;
y les permite convertirse en acontecimientos que profundizan la sabiduría de nuestro corazón.
De hecho, el perdón cura la memoria”.
Cuando damos el paso de perdonar a otro, somos nosotros los que sanamos. Llegamos a ser restaurados.
¿Estás pasando por un momento en el que te resulta difícil perdonar?
¿Alberga sentimientos de resentimiento o amargura?
¿Son estos sentimientos de los que te encantaría deshacerte?
Jesús no quiere que tu vida esté dominada por el pecado, ya sea tu propio pecado o el de otra persona.
Éstas son cargas que no debes llevar.
¿Cómo sería para usted dejar de cargar con el peso del pecado de la otra persona?
El perdón consiste en darle todo a Dios. Liberamos a la persona y todo lo que haya hecho en manos de Jesús.
Esto nos permite dejar de lado el deseo de venganza o recompensa.
Ya no nos sentimos involucrados en la destrucción del otro.
Nunca vencemos el mal por el mal; Sólo vencemos el mal con la bondad, la misericordia y el amor. Este es el camino de Jesús.
Colosenses 3:13
de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro.
Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.