**Secreto Familiar**
En un pueblo pequeño, donde las tradiciones ocultas se pasan de generación en generación, el abuelo del narrador tenía una profesión secreta: limpiar los huesos de los cadáveres de las tumbas. Esta tarea era conocida solo por algunos miembros de la familia y realizada clandestinamente. Un día, un hombre solicitó su ayuda para exhumar y trasladar el cuerpo de su hijo enterrado en un cerro. 
El abuelo y su tío cavaron hasta encontrar un ataúd de madera en mal estado. En el camino de regreso, el abuelo tuvo una sensación inquietante de que alguien más estaba en la carreta con ellos, y observó cómo el ataúd se sacudía extrañamente. Al llegar a casa, encontraron al caballo muerto con signos de estrangulamiento y heridas profundas, y el ataúd medio abierto.
Durante la noche, mientras trabajaban para limpiar los huesos, descubrieron que el ataúd contenía varios esqueletos fragmentados. Sintieron la presencia de algo maligno observándolos. Más tarde, el abuelo fue atacado por una criatura pequeña con garras, que dejó marcas profundas en su espalda. Al investigar, encontraron que el cadáver del caballo había sido arrastrado al bosque y que los huesos del ataúd habían desaparecido.
El abuelo compartió esta historia con el narrador cuando tenía diez años, mostrando la garra de la criatura que había atacado. Un amigo brujo del abuelo identificó a la criatura como un duende coleccionador de huesos. Nunca volvieron a saber del cliente que había solicitado el trabajo, y el abuelo sospechó que podría haber sido un alma perdida.
Años después, el narrador recuerda con respeto y temor las historias de su abuelo, marcadas por los eventos sobrenaturales y el misterio sin resolver de la criatura y los huesos desaparecidos.