Romanos-093 Practicando el amor y el respeto

23 mag 2024 · 8 min. 14 sec.
Romanos-093 Practicando el amor y el respeto
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Romanos 14 habla de cómo podemos mostrar amor y respeto al prójimo en cuestiones cotidianas. El apóstol aquí presenta las dificultades que surgen cuando incluso entre cristianos hay diferencia de...

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Romanos 14 habla de cómo podemos mostrar amor y respeto al prójimo en cuestiones cotidianas. El apóstol aquí presenta las dificultades que surgen cuando incluso entre cristianos hay diferencia de opiniones sobre ciertos temas. En la Roma de la época, se hacían rituales y se sacrificaban animales a dioses. La carne de estos animales se vendía en el mercado, y por sus características, era carne de buena calidad. Había cristianos que no tenían ningún problema en comprar y comer esta carne, ya que para ellos era tan solo buena carne. Sin embargo, otros creyentes no podían aceptar el hecho de que esa carne hubiera sido sacrificada a ídolos, y ellos no solo no la consumían, sino que veían mal que otros la consumieran. Pablo presenta otra situación por la que había división; los judíos celebraban días tradicionalmente solemnes para su religión, pero los creyentes gentiles que vivían en Roma no celebraban las fiestas judías, y muchos, como dice el texto, consideraban que todos los días eran iguales. Algunos judíos los juzgaban por ello y les presionaban para que observaran estas fiestas. 

Así que vemos que el problema es que algunos pensaban que los que no actuaban como ellos eran muy dogmáticos y otros juzgaban a los que no observaban sus tradiciones, tachándolos de liberales. Pablo se dirige a ambos extremos para mostrarles cómo debe funcionar el amor y el respeto bíblico en situaciones como estas.

Es importante que notemos que estas cuestiones eran extrabíblicas; es decir, la Palabra de Dios no especificaba lo que debían hacer en esas situaciones. Notemos, por ejemplo que aquellos que comían la carne no estaban participando en la adoración u ofrenda a dioses, lo cual habría sido desobediencia directa al mandato de Dios de adorar solamente a Dios. Tampoco se discutían diferencias de opinión sobre si se podía robar o no, si se debe mentir o si está permitido desobedecer de cualquier forma a Dios. No hay lugar para nuestra opinión cuando Dios ha dado un mandamiento. Estas cuestiones estaban tratando diferencias de preferencias. 

Me encanta cómo contesta Pablo a ambos bandos, dejando claro que Dios es el que ha de juzgar, y no nosotros a los siervos de Dios. 

Dice en Romanos 14:4-5: “¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.”

Dios está dejando claro que cada uno de nosotros debemos cuentas a Dios, nuestro Señor. ¿Así que quién es otro para juzgar al siervo del Señor? Cuando juzgas a otro por una u otra cuestión que Dios no ha mandado o prohibido, estás juzgando “al criado de otro” dice el texto; o sea, estás juzgando cómo este siervo sirve a su Señor, a Dios mismo. Si cae, dice, su Señor se encargará de él, pero nos dice el texto que no caerá, sino que permanecerá firme porque “poderoso es el Señor para hacerle estar firme.”

Así que no le demos demasiadas vueltas a temas de preferencias. Como dice el versículo 5, “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.” Pidamos a Dios que nuestra mente esté totalmente sincronizada con la suya, para que sirvamos a aquel al que debemos toda honra y obediencia. 

Si ves a algún hermano que peca, ayúdalo, comunicando lo que Dios ha dictado en Su Palabra. Pero si lo que te molesta es un tema personal, no menosprecies a tu hermano por sus principios personales; lleva el caso ante el Señor tuyo y suyo en amor, y vive tú para Dios, porque Cristo murió por ti y por él, y ambos daréis cuentas ante Dios, nos dice el texto.

¿Juzgas a alguien porque hace cosas que tú no harías? ¿Menosprecias a alguien porque le molestan cosas que tú crees que no tienen importancia?

Pablo acaba el capítulo prescribiendo una solución para estas situaciones en las que reina el respeto y el amor al prójimo. Dice en el versículo 15: 

“si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.” 
“porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.”

Recordemos lo importante; si podemos evitar el ofender a un hermano, estaremos mostrando amor, y si podemos aprender a no ofendernos fácilmente, estaremos respetando y amando al prójimo. 

“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación dice el versículo 19.
Haciendo esto, estaremos agradando a Dios y creciendo en gracia con nuestro prójimo. 
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Autore David y Maribel
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