Romanos-082 El regalo de Dios

8 mag 2024 · 8 min. 46 sec.
Romanos-082 El regalo de Dios
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¿Podrías explicar la diferencia entre un premio y un regalo? Podríamos decir que un premio es algo que ganas debido a tus talentos o esfuerzos, un mérito por el que...

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¿Podrías explicar la diferencia entre un premio y un regalo? Podríamos decir que un premio es algo que ganas debido a tus talentos o esfuerzos, un mérito por el que tú has trabajado y digamos que mereces. 
El diccionario ofrece varios términos relacionados, entre ellos una “paga” o “remuneración” “recompensa” “compensación.” Un premio es una compensación por lo que eres o has hecho; una paga es una remuneración en base a un acuerdo o a una labor realizada. 

El regalo, al otro extremo, es algo por lo que tú no has trabajado. No está vinculado a tu esfuerzo ni a tus capacidades. Es algo que muestra el aprecio de otra persona hacia ti, y aunque solemos dar regalos por haber nacido, o haber llegado a ciertos hitos en la vida, los regalos no son algo “merecido” u “obtenido,” sino algo dado inmerecidamente.

Romanos 6:23 nos dice que “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Este texto explica que la paga, es decir, la remuneración, la compensación, o el premio derivado de tener o practicar el pecado es la muerte. 

Romanos 3:23 nos dice: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Al estar destituidos o excluídos, no merecemos ser parte de la gloria de Dios. 

Los versículos 9-11 afirman que tanto judíos como gentiles estamos en la misma condición. Dice Pablo:  “ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito:  No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.”
Puesto que “todos pecaron” y “no hay justo ni aun uno” debemos entender que la muerte es la justa remuneración que cada ser humano merece. 

Sin embargo, como encontramos a través de las Escrituras, en la segunda parte de Romanos 6:23 vemos la otra cara del asunto, la solución a esta desesperante condición. Dice que la paga del pecado es muerte, mas la dádiva, (es decir el regalo) de Dios es vida eterna en Cristo.” 

La justa retribución es muerte, mas el regalo de Dios es vida eterna. Recordemos que el regalo no es una justa remuneración. Por ello es que Pablo dice en Romanos 3:24-28 que somos 

“justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”

Es decir, este regalo viene a cuenta del único que no ha pecado, y por lo tanto, no tiene la condena de la muerte; este es Cristo. Romanos 5:1-2 nos dice que “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”

Él es “el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” nos dice Romanos 5:26. Y en Él “tenemos entrada por la fe a esta gracia,” a este regalo de vida. 

Romanos 5:18-19 repite: “Así que, como por la transgresión de uno (esto es Adán) vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno (esto es Jesucristo) vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno (Jesucristo) , los muchos serán constituidos justos.”

Si el pecado entró en el mundo por Adán, la solución al pecado fué comprada y es ofrecida como un regalo por Cristo Jesús. 

Como humanos, por nuestros propios méritos nos hemos ganado la condena de muerte; esa es nuestra justa retribución. Mas Cristo ha comprado para nosotros con su propia sangre la vida, vida eterna, nada más y nada menos, para todo el que la desee. Y el único requisito para obtenerla es la fe en Cristo.
 
En Romanos 3:27-28 se nos pregunta: ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. 

¿Qué ley debo cumplir? o ¿Qué debo hacer para merecer esta vida eterna?) 

El texto continúa preguntando:  ¿(Será) Por la (ley) de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.”

Lógico. Si fuera por obras, no sería un regalo, sino un premio o retribución. 
Romanos 4:4-5 dice: “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” 


El capítulo 5 concluye con esta afirmación: “así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.”

Pablo nos explica que ya no tenemos que cargar con la paga del pecado. Romanos 5:6
Nos dice que “Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.” 
En Romanos 5:8 leemos que “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Así que los que recibimos este regalo podemos decir con Pablo: “nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.” (Romanos 5:11) 

Hemos sido reconciliados con Dios a través del único que nos podía reconciliar. Esto no se consigue por cumplir ninguna ley, ni de judíos, ni de ninguna religión. Esto sólo se puede recibir como un regalo de parte de Dios, por una fe sincera en Jesucristo, el que compró el regalo. Despreciarlo te deja con la justa paga por tu pecado. Aceptarlo te da la vida eterna en Cristo, la paz y la reconciliación con tu Creador.
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Informazioni
Autore David y Maribel
Organizzazione David y Maribel
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