Pedro-167 No te olvides
13 lug 2022 ·
7 min. 8 sec.
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Descrizione
No te olvides Somos propensos a olvidarnos de momentos claves en nuestras vidas, tomando a la ligera favores recibidos, grandes logros personales o momentos memorables. En definitiva, nuevas experiencias nos...
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No te olvides
Somos propensos a olvidarnos de momentos claves en nuestras vidas, tomando a la ligera favores recibidos, grandes logros personales o momentos memorables. En definitiva, nuevas experiencias nos bombardean y nuestra mente acaba centrada solo en lo que está sucediéndonos en el momento.
Por esta tendencia humana, el Señor nos escribe a través de Pedro para decirnos que el que no está creciendo en el conocimiento de Cristo, si es salvo, ha olvidado el regalo que Dios le ha dado. Dice 2 Pedro 1:9: “Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.” (2 Pedro 1:9)
¿De qué cosas está hablando? Fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal, amor. El que no vive creciendo en la fe dada por el Espíritu Santo, no puede ver más allá de sí mismo, ha olvidado aquello que ha recibido de lo alto y que debe haber transformado su vida.
Es por esto que nos pide que “hagamos firme nuestra vocación.” Es decir, que confirmemos día a día el llamamiento de Dios.
En los versículos 12 y 13 vemos que Pedro les quiere ayudar a recordar aquello que han adquirido. Dice así: “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación;”
Pedro amaba a sus hermanos, y mostraba este amor recordándoles las verdades del evangelio. El apóstol había dedicado su vida a compartir lo que había vivido y aprendido a los pies de Jesús. Les había dado a conocer el poder de Cristo y Su prometida venida, anunciada desde antaño por la profecía más segura, inspirada por el mismo Espíritu Santo. Ahora Pedro sabía que le quedaban pocos días de vida, pero mientras tuviera aliento, amonestaría a los creyentes, despertando a los que se estaban durmiendo, trayendo a la memoria el gran regalo de Dios al mundo y todo lo necesario que Dios nos ha dado para triunfar en nuestra vida cristiana. En los versículos 3-4 afirma: “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina.” Participantes de la naturaleza divina; ¿cómo podemos olvidar esto y vivir como los que no han gustado la gracia de Dios? Pero es no solo posible, sino fácil olvidarnos, con todo el ruido que aborda nuestra mente y con todas las distracciones que la vida nos presenta. Es por esto que Pedro dice que debemos poner toda diligencia para mantenernos firmes y adelante.
Pedro nos advierte sobre aquellos que desprecian a Dios para seguir lo que su propia carne les dicta, y andan en concupiscencia e inmundicia. 2 Pedro 2:10 les llama “atrevidos y contumaces,” tercos, rebeldes y sin miedo a hablar mal de las potestades superiores. Estos son, según el versículo 17: “ fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.” Y la Palabra dice que recibirán “el galardón de su injusticia, la perdición.” No quisiéramos ser nosotros los que recibamos tal “premio de maldad” (2 Pedro 2:13-15). Estos que van en contra de las verdades de la Biblia, nos dice el capítulo 3, versículo 5, ignoran la verdad voluntariamente, mas nosotros no tenemos que ser ignorantes.
Contemplando tal peligro y la segura venida de nuestro Señor, Pedro escribe estas dos cartas, para que sabiendo la verdad de antemano podamos permanecer firmes. Nos dice en el 3:2 que escribe “para que tengamos memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles.” No olvidemos las palabras de Cristo mismo cuando dijo en Juan 8:32: “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Tenemos todo lo necesario para crecer. No olvidemos estas verdades.
Afirmemos nuestra fe en la verdad del evangelio, y como leemos en el último versículo de las cartas de Pedro, “crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.”
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Somos propensos a olvidarnos de momentos claves en nuestras vidas, tomando a la ligera favores recibidos, grandes logros personales o momentos memorables. En definitiva, nuevas experiencias nos bombardean y nuestra mente acaba centrada solo en lo que está sucediéndonos en el momento.
Por esta tendencia humana, el Señor nos escribe a través de Pedro para decirnos que el que no está creciendo en el conocimiento de Cristo, si es salvo, ha olvidado el regalo que Dios le ha dado. Dice 2 Pedro 1:9: “Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.” (2 Pedro 1:9)
¿De qué cosas está hablando? Fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal, amor. El que no vive creciendo en la fe dada por el Espíritu Santo, no puede ver más allá de sí mismo, ha olvidado aquello que ha recibido de lo alto y que debe haber transformado su vida.
Es por esto que nos pide que “hagamos firme nuestra vocación.” Es decir, que confirmemos día a día el llamamiento de Dios.
En los versículos 12 y 13 vemos que Pedro les quiere ayudar a recordar aquello que han adquirido. Dice así: “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación;”
Pedro amaba a sus hermanos, y mostraba este amor recordándoles las verdades del evangelio. El apóstol había dedicado su vida a compartir lo que había vivido y aprendido a los pies de Jesús. Les había dado a conocer el poder de Cristo y Su prometida venida, anunciada desde antaño por la profecía más segura, inspirada por el mismo Espíritu Santo. Ahora Pedro sabía que le quedaban pocos días de vida, pero mientras tuviera aliento, amonestaría a los creyentes, despertando a los que se estaban durmiendo, trayendo a la memoria el gran regalo de Dios al mundo y todo lo necesario que Dios nos ha dado para triunfar en nuestra vida cristiana. En los versículos 3-4 afirma: “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina.” Participantes de la naturaleza divina; ¿cómo podemos olvidar esto y vivir como los que no han gustado la gracia de Dios? Pero es no solo posible, sino fácil olvidarnos, con todo el ruido que aborda nuestra mente y con todas las distracciones que la vida nos presenta. Es por esto que Pedro dice que debemos poner toda diligencia para mantenernos firmes y adelante.
Pedro nos advierte sobre aquellos que desprecian a Dios para seguir lo que su propia carne les dicta, y andan en concupiscencia e inmundicia. 2 Pedro 2:10 les llama “atrevidos y contumaces,” tercos, rebeldes y sin miedo a hablar mal de las potestades superiores. Estos son, según el versículo 17: “ fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.” Y la Palabra dice que recibirán “el galardón de su injusticia, la perdición.” No quisiéramos ser nosotros los que recibamos tal “premio de maldad” (2 Pedro 2:13-15). Estos que van en contra de las verdades de la Biblia, nos dice el capítulo 3, versículo 5, ignoran la verdad voluntariamente, mas nosotros no tenemos que ser ignorantes.
Contemplando tal peligro y la segura venida de nuestro Señor, Pedro escribe estas dos cartas, para que sabiendo la verdad de antemano podamos permanecer firmes. Nos dice en el 3:2 que escribe “para que tengamos memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles.” No olvidemos las palabras de Cristo mismo cuando dijo en Juan 8:32: “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Tenemos todo lo necesario para crecer. No olvidemos estas verdades.
Afirmemos nuestra fe en la verdad del evangelio, y como leemos en el último versículo de las cartas de Pedro, “crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.”
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Autore | David y Maribel |
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