Nehemías-097 ¿Qué haces ante las malas noticias?

24 mag 2023 · 10 min. 15 sec.
Nehemías-097 ¿Qué haces ante las malas noticias?
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¡El libro de Nehemías comienza contándonos cómo llegó palabra a Nehemías de que los que habían regresado a Jerusalén vivían en ciudades con los muros destruidos y sufrían oposición de...

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¡El libro de Nehemías comienza contándonos cómo llegó palabra a Nehemías de que los que habían regresado a Jerusalén vivían en ciudades con los muros destruidos y sufrían oposición de los habitantes del lugar. Vemos que Nehemías se lamenta y va a Dios en oración. Dice así Nehemías 1:4:

“Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.”

Nehemías era parte de los hebreos que vivían en el exilio en Babilonia. Trabajaba como copero del rey Artajerjes. Su trabajo era probar la bebida en la copa del rey antes de que este se la llevara a la boca. El rey confiaba en Nehemías, y además vemos que lo tenía en alta estima, ya que cuando vio que el rostro de Nehemías mostraba tristeza, le preguntó:

“¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón.” (2:4) Nehemías fue sincero con el rey y la reina, que también estaba presente. Le explicó que su pueblo sufría en Jerusalén, y que él sentía el deseo de ir y reedificar los muros de la ciudad.

El rey respondió positivamente, inquiriendo sobre el viaje que Nehemías quería emprender y el tiempo que estaría fuera. Nehemías le pidió al rey que lo enviara con cartas escritas que le facilitaran el paso al otro lado del río y que le concediera por escrito el poder recibir madera del bosque para construir las puertas de la ciudad, los muros y la casa en la que se quedaría Nehemías.
Y dice Nehemías en el versículo 8: “Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.”

Nehemías había ido a Dios en oración. Ahora entendía que Dios estaba en control de la situación, y podía ver la mano de Dios en los acontecimientos. Habiendo recibido permiso y apoyo del rey persa, Nehemías fue hasta Jerusalén, y después de descansar del viaje, salió por la ciudad para evaluar la situación. Nos narra el capítulo 2 que habiendo inspeccionado las condiciones de las murallas, se reunió Nehemías con los oficiales hebreos y les animó a edificar con él el muro. Y dice Nehemías en el versículo 18:

“Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.”

Nehemías estaba motivado por lo que Dios había hecho ya para mostrar sus bondades, y quería que los oficiales entendieran que la mano del Señor les ayudaría en lo que iban a emprender.

Mas nos cuenta el libro que había unos señores que no estaban contentos de que Nehemías estuviera ahí para ayudar al pueblo judío. Dice así en el capítulo 2, versículos 19-20:

“Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?

Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.”

Curiosamente, en el capítulo 4 leemos que estos hombres habían venido insultando a los que edificaban. Querían desanimarlos de hacer la obra, ya que sabían que Nehemías tenía la bendición del rey. Cuando no pudieron hacer nada legalmente y oficialmente para parar la obra, probaron a hacerlo insultándolos y desalentándolos. Dice así el texto:

“Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos.
Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?
Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará.”

Y no solo insultaron, sino que “conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.”

Mas Nehemías oró a Dios de nuevo. Esa era su práctica. Cuando venían malas noticias, oraba. Cuando enfrentaba oposición, oraba. Cuando otros lo insultaban y lo amenazaban, oraba. Él entendía que su defensa y su fortaleza venía del Dios de los cielos. Nadie podía ir en su contra si Dios estaba con él. Él creía lo que también expresó el apóstol Pablo en Romanos 8:31: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”

Para empeorar la situación, nos cuenta Nehemías que había algunos de su pueblo que estaban con aquellos que los amenazaban y los despreciaban. Dice el texto: “Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros.” Les desanimaban recordándoles que los vencerían a pesar de cualquier esfuerzo que hicieran. Mas Nehemías y el pueblo que con él edificaba no se rindieron ante estos. Nos narra Nehemías en primera persona lo siguiente:

“Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos. Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas. Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea.”

Se plantaron y continuaron la obra con el poder de Dios. Nehemías nos narra que edificaron el muro, y mientras la mitad de los siervos trabajaba en el muro, la otra mitad estaban armados para la defensa. E incluso aquellos que edificaban tenían la espada a mano mientras edificaban. Trabajaron diligentemente para hacer la obra, y mantuvieron defensa militar ante los que los amenazaban. Mas ellos sabían en quién confiaban. Nehemías asegura al pueblo con esta frase: ”nuestro Dios peleará por nosotros.”

Acabaron el muro a pesar de la oposición. Estos tres personajes intentaron hacerle la vida imposible a Nehemías y hacerle desistir de lo que Dios había puesto en su corazón. Nehemías acabó la obra sin dejar que los insultos, sobornos y amenazas lo frenaran. Y dice Nehemías que los enemigos “se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra” Nehemías oró así en el capítulo 6:14 “Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.” Nehemías podía olvidarse de sus adversarios porque Dios se acordaría de ellos.

Vuelvo a hacer la pregunta del principio: ¿Qué haces ante las malas noticias? ¿Qué haces ante la oposición? Hubiera sido normal que Nehemías se deprimiera por las malas noticias. Hubiera sido comprensible que ante la oposición de Sambalat, Tobías y Gesem, el pueblo desistiera de construir el muro. Mas vemos que Nehemías llevó su causa a Dios y trabajó con todos sus recursos, sabiendo que su Dios, Jehová de los ejércitos, peleaba por ellos y les daría la victoria.

Te animo a enfrentar las dificultades de tu vida de esta manera. Confía en Dios, deja tu causa en sus manos, y haz todo lo que esté en tus manos para superar la prueba. Dios peleará por ti si haces esto, y saldrás fortalecida y edificada.
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Autore David y Maribel
Organizzazione David y Maribel
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