MelP_538-Galatas_1_24
21 mar 2023 ·
2 min. 30 sec.
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Descrizione
«Y glorificaban a Dios en mí.» (Gálatas 1:24) Cuando Cristo apareció a Saulo de Tarso en el camino a Damasco, Dios tomó el celo que hasta ese momento había llevado...
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«Y glorificaban a Dios en mí.» (Gálatas 1:24)
Cuando Cristo apareció a Saulo de Tarso en el camino a Damasco, Dios tomó el celo que hasta ese momento había llevado al fariseo, Saulo, a dedicar su juventud a la persecución de Cristianos y lo transformó en la pasión de Pablo por predicar el mensaje del evangelio a todo el mundo. Pablo había sido transformado en ese momento en hijo de Dios y quería compartir con todos esas mismas buenas nuevas. Al ver este cambio radical en él, los cristianos como resultado glorificaban a Dios a causa de Pablo. Me encanta este pensamiento. La vida de este recién convertido era un estímulo de alabanza en otros, les provocaba activamente a glorificar a Dios. La meta de nuestra vida espiritual debe ser siempre ejercer una influencia así sobre los demás. Pero tristemente también puede funcionar en la otra dirección. La vida de uno que profesa conocer a Dios pero que no vive en obediencia a Dios puede provocar que otros huyan de Dios y blasfeman su nombre. Nuestro deseo debe ser que en todo momento la obra de Dios sea tan evidente en nuestros corazones que otros estén provocados a glorificar a Dios. Si nuestra meta es que seamos un estímulo de alabanza, lo que tenemos que hacer hoy es sencillo (aunque no necesariamente fácil): debemos escuchar la voz del Espíritu Santo en la Palabra y ser obedientes a su dirección para que la obra de la santificación siga adelante en nosotros.
Si vivimos así, otros glorificarán a Dios hoy por causa de la transformación que ven en nuestras vidas. (David Bell)
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Cuando Cristo apareció a Saulo de Tarso en el camino a Damasco, Dios tomó el celo que hasta ese momento había llevado al fariseo, Saulo, a dedicar su juventud a la persecución de Cristianos y lo transformó en la pasión de Pablo por predicar el mensaje del evangelio a todo el mundo. Pablo había sido transformado en ese momento en hijo de Dios y quería compartir con todos esas mismas buenas nuevas. Al ver este cambio radical en él, los cristianos como resultado glorificaban a Dios a causa de Pablo. Me encanta este pensamiento. La vida de este recién convertido era un estímulo de alabanza en otros, les provocaba activamente a glorificar a Dios. La meta de nuestra vida espiritual debe ser siempre ejercer una influencia así sobre los demás. Pero tristemente también puede funcionar en la otra dirección. La vida de uno que profesa conocer a Dios pero que no vive en obediencia a Dios puede provocar que otros huyan de Dios y blasfeman su nombre. Nuestro deseo debe ser que en todo momento la obra de Dios sea tan evidente en nuestros corazones que otros estén provocados a glorificar a Dios. Si nuestra meta es que seamos un estímulo de alabanza, lo que tenemos que hacer hoy es sencillo (aunque no necesariamente fácil): debemos escuchar la voz del Espíritu Santo en la Palabra y ser obedientes a su dirección para que la obra de la santificación siga adelante en nosotros.
Si vivimos así, otros glorificarán a Dios hoy por causa de la transformación que ven en nuestras vidas. (David Bell)
Informazioni
Autore | David y Maribel |
Organizzazione | David y Maribel |
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