MelP_533-2Corintios_6_18
28 giu 2024 ·
2 min. 30 sec.
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Descrizione
«Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.» (2 Corintios 6:18) Esta es una de las grandes promesas de Dios en...
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«Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.» (2 Corintios 6:18)
Esta es una de las grandes promesas de Dios en la Biblia y nos conviene meditar en ella. En Juan 8 Jesús nos ayuda a entender el contexto. Mientras hablaba a los fariseos, les decía que eran de su padre el diablo y por eso hacían las obras de Satanás: mentían e intentaban matar. La denuncia de Jesús no iba sólo para los fariseos. Más bien Jesús estaba hablando de la condición natural de todo ser humano. Somos pecadores por naturaleza y por lo tanto actuamos como los hijos del primer pecador, Lucifer. Pero la salvación representa un cambio de familia. Cuando nos arrepentimos y pusimos nuestra fe en lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz, Dios nos sacó de la familia del diablo y nos adoptó como miembros de su familia. Por lo tanto nos promete que contamos con el Dios Todopoderoso como nuestro Padre ya que somos sus hijos e hijas. Lo vemos en la oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos. Podemos orar en los mismos términos que Jesús oraba: “Padre nuestro que estás en los cielos”. Pero este privilegio también viene con obligaciones. En el contexto de 2 Corintios Pablo está animando a los creyentes a andar en santidad como un testimonio delante del mundo de quien es nuestro Padre.
Gocémonos en esta verdad: somos los hijos y las hijas de Dios. Pero también vivamos como corresponde a esta promesa, como hijos e hijas de Dios, andando en santidad como merece nuestro nuevo Padre. (David Bell)
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Esta es una de las grandes promesas de Dios en la Biblia y nos conviene meditar en ella. En Juan 8 Jesús nos ayuda a entender el contexto. Mientras hablaba a los fariseos, les decía que eran de su padre el diablo y por eso hacían las obras de Satanás: mentían e intentaban matar. La denuncia de Jesús no iba sólo para los fariseos. Más bien Jesús estaba hablando de la condición natural de todo ser humano. Somos pecadores por naturaleza y por lo tanto actuamos como los hijos del primer pecador, Lucifer. Pero la salvación representa un cambio de familia. Cuando nos arrepentimos y pusimos nuestra fe en lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz, Dios nos sacó de la familia del diablo y nos adoptó como miembros de su familia. Por lo tanto nos promete que contamos con el Dios Todopoderoso como nuestro Padre ya que somos sus hijos e hijas. Lo vemos en la oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos. Podemos orar en los mismos términos que Jesús oraba: “Padre nuestro que estás en los cielos”. Pero este privilegio también viene con obligaciones. En el contexto de 2 Corintios Pablo está animando a los creyentes a andar en santidad como un testimonio delante del mundo de quien es nuestro Padre.
Gocémonos en esta verdad: somos los hijos y las hijas de Dios. Pero también vivamos como corresponde a esta promesa, como hijos e hijas de Dios, andando en santidad como merece nuestro nuevo Padre. (David Bell)
Informazioni
Autore | David y Maribel |
Organizzazione | David y Maribel |
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