MelP_428-Nehemias_6_9
19 giu 2024 ·
2 min. 30 sec.
Scarica e ascolta ovunque
Scarica i tuoi episodi preferiti e goditi l'ascolto, ovunque tu sia! Iscriviti o accedi ora per ascoltare offline.
Descrizione
«Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos.» (Nehemías 6:9) Nehemías...
mostra di più
«Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos.» (Nehemías 6:9)
Nehemías tenía un trabajo sumamente difícil. Tenía que organizar al pueblo que había vuelto a Jerusalén después del cautiverio en Babilonia y a la vez lidiar con los enemigos de su pueblo que constantemente le hacían la vida imposible. Como vemos aquí, sus enemigos estaban intentando extorsionarle e intimidarle. El secreto de la perseverancia de Nehemías a pesar de todas estas dificultades lo encontramos en la cortísima oración en la última frase del versículo: Oh Dios, fortalece tú mis manos. Nehemías así reconocía que si no hubiera sido por su Dios, sus manos habrían flaqueado, pero a lo largo del libro vemos que Dios constantemente le fortalecía para que pudiera guiar al pueblo y seguir adelante en la construcción de las murallas de Jerusalén. Estoy seguro que ninguno de nosotros tenemos ni la mitad de las responsabilidades ni tampoco las amenazas que sufrió Nehemías, pero necesitamos exactamente la misma actitud. Necesitamos ir a Dios y pedir que Él fortalezca nuestras manos para que podamos hacer todo lo que nos ha llamado a hacer.
Empecemos este día pidiendo que Dios fortalezca nuestras manos, y volvamos a Dios a lo largo del día con pequeñas oraciones como la de Nehemías, buscando constantemente la fuerza que sólo Dios nos puede. (David Bell)
mostra meno
Nehemías tenía un trabajo sumamente difícil. Tenía que organizar al pueblo que había vuelto a Jerusalén después del cautiverio en Babilonia y a la vez lidiar con los enemigos de su pueblo que constantemente le hacían la vida imposible. Como vemos aquí, sus enemigos estaban intentando extorsionarle e intimidarle. El secreto de la perseverancia de Nehemías a pesar de todas estas dificultades lo encontramos en la cortísima oración en la última frase del versículo: Oh Dios, fortalece tú mis manos. Nehemías así reconocía que si no hubiera sido por su Dios, sus manos habrían flaqueado, pero a lo largo del libro vemos que Dios constantemente le fortalecía para que pudiera guiar al pueblo y seguir adelante en la construcción de las murallas de Jerusalén. Estoy seguro que ninguno de nosotros tenemos ni la mitad de las responsabilidades ni tampoco las amenazas que sufrió Nehemías, pero necesitamos exactamente la misma actitud. Necesitamos ir a Dios y pedir que Él fortalezca nuestras manos para que podamos hacer todo lo que nos ha llamado a hacer.
Empecemos este día pidiendo que Dios fortalezca nuestras manos, y volvamos a Dios a lo largo del día con pequeñas oraciones como la de Nehemías, buscando constantemente la fuerza que sólo Dios nos puede. (David Bell)
Informazioni
Autore | David y Maribel |
Sito | - |
Tag |
Copyright 2024 - Spreaker Inc. an iHeartMedia Company