MelP_422-Ezequiel_33_31
23 nov 2021 ·
2 min. 30 sec.
![MelP_422-Ezequiel_33_31](https://d3wo5wojvuv7l.cloudfront.net/t_square_limited_480/images.spreaker.com/original/c98701f13708a4bc5f902fd343e1c880.jpg)
Scarica e ascolta ovunque
Scarica i tuoi episodi preferiti e goditi l'ascolto, ovunque tu sia! Iscriviti o accedi ora per ascoltare offline.
Descrizione
«Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con...
mostra di più
«Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.» (Ezequiel 33:31)
Dios advirtió al profeta Ezequiel que las personas que se acudían a escucharle profetizar le estaban engañando. Parecían el pueblo de Dios. Parecían interesarse por la Palabra de Dios. Pero aunque con sus bocas hacían halagos, Dios veía en ellos un corazón que iba en busca de su propia avaricia. Eran como los fariseos en los tiempos de Jesús. Dios estaba siempre presente en sus bocas aunque lejos de sus corazones. Todos entendemos lo ofensivo que es que una persona hipócrita te halague cuando sabes que esa persona realmente te odia y te critica ante otros. Pero es precisamente lo que Dios veía en Judá. Visto desde ese punto de vista, era un milagro que no los destruyera en el instante. Lo que debemos recordar es que hasta el día de hoy Dios sigue viendo nuestros corazones. Hemos de tener mucho cuidado para que no caigamos en la trampa de mantener una apariencia exterior mientras descuidamos lo interior. No nos equivoquemos. Lo exterior tiene mucha importancia. No era malo acudir a escuchar al mensajero de Dios, pero lo exterior sólo tiene valor cuando va acompañado de un corazón correcto.
En vez de andar en pos de nuestra avaricia, que anden nuestros corazones tras los deseos de nuestro Redentor. (David Bell)
mostra meno
Dios advirtió al profeta Ezequiel que las personas que se acudían a escucharle profetizar le estaban engañando. Parecían el pueblo de Dios. Parecían interesarse por la Palabra de Dios. Pero aunque con sus bocas hacían halagos, Dios veía en ellos un corazón que iba en busca de su propia avaricia. Eran como los fariseos en los tiempos de Jesús. Dios estaba siempre presente en sus bocas aunque lejos de sus corazones. Todos entendemos lo ofensivo que es que una persona hipócrita te halague cuando sabes que esa persona realmente te odia y te critica ante otros. Pero es precisamente lo que Dios veía en Judá. Visto desde ese punto de vista, era un milagro que no los destruyera en el instante. Lo que debemos recordar es que hasta el día de hoy Dios sigue viendo nuestros corazones. Hemos de tener mucho cuidado para que no caigamos en la trampa de mantener una apariencia exterior mientras descuidamos lo interior. No nos equivoquemos. Lo exterior tiene mucha importancia. No era malo acudir a escuchar al mensajero de Dios, pero lo exterior sólo tiene valor cuando va acompañado de un corazón correcto.
En vez de andar en pos de nuestra avaricia, que anden nuestros corazones tras los deseos de nuestro Redentor. (David Bell)
Informazioni
Autore | David y Maribel |
Sito | - |
Tag |
Copyright 2024 - Spreaker Inc. an iHeartMedia Company