En sociedades como las que se describen en este tema, sigue siendo tan válido el consejo del Señor a través del apóstol Pablo cuando dice: “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor” (Colosenses 3:23-24 NIV). Este pasaje nos muestra que la sociedad del tiempo de Pablo tenía problemas con el trabajo, de hecho, en tiempos del apóstol, se consideraba que los esclavos eran generalmente perezosos; podríamos considerarlos un poco, sabiendo que el producto de su labor no era de provecho para sí mismos pues eran esclavos, sin embargo, ellos debían darse cuenta de que su labor era para el Señor. De esa cuenta entonces tenemos que entender hoy en día que no obstante pareciera que la clase trabajadora es la que sostiene nuestras sociedades, y obtiene finalmente poco o ningún beneficio porque cada vez es más calificada y menos pagada, el principio Bíblico es “A Cristo el Señor servís”, ese conocimiento nos debe hacer trabajar no solo cuando nos están viendo, sino que debemos trabajar con dedicación como para el Señor, quien todo lo juzga con equidad y justicia.