¡Bienvenidos!, soy Katherin Paz, ponga cómodos sus oídos
En lo corrido de este año hemos tenido que pasar por una serie de cosas que quizás muchos no imaginamos tener que vivir, y menos tener que manejar distancia con quienes tanto amamos, tener que mantener con la jeta tapada todo el tiempo, claro que si lo analizamos nos sirve de fachada para disimular la molestia de estar frente a alguien que no nos agrada y hasta cubrir el aliento de cocodrilo si usted no se alcanzó a cepillar antes de salir de casa, a esto sumémosle la lavadera de manos, y el deterioro de la ropa porque hay que estarla desinfectando, sin contar el gastico entre alcohol, jabón y tapabocas y si usted es un desempleado más por culpa de esta pesadilla llamada 2020… Sálvese quien pueda. Y es que al parecer este año pretende cerrar su paso con broche de oro. ¡Un año totalmente caótico!, porque a vísperas de este periodo se han venido sumando unos cuantos desastres naturales como han sido el paso del invierno, los huracanes, que por cierto no les ha importado el cuento de Covid, virus, pandemia… simplemente llegó y arrasó con lo que tenía que arrasar… ¡aterrador verdad!, porque en un tiempo como estos, donde como mínimo en cuidado personal debes estar lo más distanciado posible, con estos ultimo eventos, es lo que menos se ve… la famosa distancia social. Porque los damnificados por obvias razones en medio de su desespero, angustia, dolor, por sus pérdidas familiares y materiales lo que menos les importa, es el distanciamiento. Es que mejor dicho al caído caerle. Duele ver estas escenas, no lo voy a negar, ¿Pero saben que duele al mismo tiempo? La ignorancia del hombre, porque aún no entienden que todo esto que vivimos si de modo ambiental hablamos es por culpa de la mala obra del ser humano en la tierra, porque vivimos en una sociedad donde solo preocupa el avance tecnológico, la buena vida, la plata, la fama, el ego, la prepotencia y eso de andar por el mundo sin dios y sin ley y con cada paso arrasando con la madre naturaleza… No sé qué más nos depare estos ultimo días de este menopaúsico año, pero si de algo estoy segura es que desde que inició el año, la tierra nos empezó a hablar de muchas maneras y demostró de la forma más cruda que no somos nada frente a su inminente presencia, solo somos sus inquilinos, que por cierto nada agradables, y con o sin nosotros ella sigue latente, agredida y dolida pero latente, que necesitamos más de ella que ella de nosotros. En conclusión estamos recibiendo lo que damos, la tierra nos está tratando como el hombre la trata a ella. Y usted amigo oyente ¿Aun cree que no es culpa de nosotros?, le pregunto yo porque con la mujer ni el diablo pudo.