El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, es uno de los gobernantes que, en todo el mundo, más tiempo lleva al frente de su país. Veinte años. Y este domingo aspira a un nuevo mandato de cinco años. Aunque todo podría cambiar en un contexto de alta inflación. La oposición turca concurre a estos comicios más unida que nunca. La mayoría de partidos contrarios al creciente autoritarismo de Erdogan, desde la derecha nacionalista turca a la izquierda pro kurda apoyan al centroizquierdista Kemal Kiliçdaroglu, que parte como favorito en las encuestas, si bien con un margen de apenas dos o tres puntos. Una de las principales razones de la pérdida de popularidad de Erdogan es la difícil situación económica por la que pasa la población, como nos cuentan Semrah, Sengül y Nazli, tres amas de casa. “No podemos cocinar, no podemos llenar la cazuela, no hay ayudas para que los niños estudien”, dice una de ellas. “No importa del partido que sea, lo importante es que haya un cambio. Ya basta de estos que llevan tanto tiempo apoltronados en su puesto”, agrega la otra. “Que se vayan y vengan otros”, tercia una de ellas. A causa de las polémicas políticas económicas del Gobierno, la inflación se ha disparado: Los precios han aumentado un 40 % respecto al pasado año según cifras oficiales, más de un 100 % según cálculos independientes. Erdogan ha tratado de galvaniza su apoyo acusando a la oposición de aliarse con terroristas, con las potencias extranjeras y atizando el sentimiento nacionalista. Durante la campaña electoral ha presentado descubrimientos de gas, petróleo y oro que harán al país más autosuficiente, y los nuevos modelos de tanques, cazas, helicópteros y portaviones para las Fuerzas Armadas. En esta última presentación nos encontramos con Yasar Karakas, un empleado municipal y votante del presidente: “Si en lugar de dos cebollas, comes una cebolla, te puedes alimentar igualmente. O en lugar de cuatro patatas, puedes comer una o dos. Pero si no tienes un barco portaaviones como este, tu país no se puede defender”, afirma. No cabe duda de que, a sus casi 70 años, Erdogan sigue concitando tanto apoyo como rechazo entre los propios turcos. El domingo, un estrecho margen de votos podría decidir si es momento de su jubilación o sigue al frente del país.