La diversificación de una cartera de inversión es esencial, especialmente cuando se tiene una estrategia a largo plazo y se enfrenta a mercados volátiles. Imagina que has invertido en cuatro fondos de inversión: Fidelity, BlackRock, Natixis y Morgan Stanley, con una asignación del 25% a cada uno, y los has mantenido durante 5 años mientras continúas aportando mensualmente.

Supongamos que, al final de esos 5 años, los precios de los fondos han bajado un 30%. En este escenario, la diversificación inicial en diferentes fondos habría ayudado a reducir el riesgo. Aunque todos los fondos experimentaron una disminución del 30%, esta pérdida se habría distribuido entre los cuatro fondos, lo que habría mitigado en parte el impacto en tu cartera.

Además, tu estrategia de aportar mensualmente podría haber resultado beneficiosa. Al comprar unidades de fondos a precios más bajos durante el período de caída, estarías adquiriendo más participaciones, lo que podría aumentar tus retornos a largo plazo cuando los mercados se recuperen.

En resumen, la diversificación y la inversión continua son fundamentales en una estrategia a largo plazo. Aunque una disminución del 30% puede ser desafiante a corto plazo, a lo largo del tiempo, esta estrategia puede ayudar a suavizar las fluctuaciones y permitirte aprovechar las recuperaciones del mercado, contribuyendo a un crecimiento sostenible de tus inversiones a largo plazo.
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