Hechos-071 La expansión del evangelio

23 apr 2024 · 7 min. 5 sec.
Hechos-071 La expansión del evangelio
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¡Qué poco nos gusta sufrir! Es normal para el ser humano evitar el sufrimiento y la opresión. Sin embargo, incluso las situaciones difíciles que llegan a nuestra vida pueden traer...

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¡Qué poco nos gusta sufrir! Es normal para el ser humano evitar el sufrimiento y la opresión. Sin embargo, incluso las situaciones difíciles que llegan a nuestra vida pueden traer consigo resultados favorables en diferentes aspectos. En Hechos vemos cómo la opresión y persecución llevaron a la iglesia de Cristo a dispersarse y así llevar el evangelio a diferentes zonas del mapa. 

La muerte de Esteban a manos de aquellos que odiaban el evangelio de Cristo inició una persecución de los del Camino, como los llamaban entonces. Los creyentes en Jerusalén tuvieron que salir por toda la región de Judea y de Samaria mientras los apóstoles permanecieron en Jerusalén, y dieron sepultura a Esteban. Mas Saulo, un fariseo presente en la muerte de Esteban “asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.” Las autoridades judías en Jerusalén insistían en reprimir el avivamiento que Cristo había impulsado. Y mientras ellos luchaban por apagar la llama del Espíritu, vemos en el capítulo 8 de Hechos que aquellos que tenían que huir de Jerusalén seguían predicando el evangelio dondequiera que iban. 

Felipe, uno de los siete diáconos elegidos por los apóstoles para ayudar a la iglesia salió hacia Samaria, donde Dios hizo señales y muchos recibieron la Palabra. Nos cuenta Lucas cómo el Espíritu del Señor guió a Felipe hacia Gaza para que por el camino se encontrara con un funcionario de la reina Candace de Etiopía que volvía de Jerusalén. El eunuco etíope iba en su carro mientras Felipe corriendo intentaba mantenerse a la misma altura del carruaje. Felipe le preguntó al eunuco si entendía lo que estaba leyendo. Este hombre que volvía de adorar en el templo le dijo que leía del libro de Isaías, y pidió a Felipe que subiera al carro con él si podía explicarle lo que leía. Felipe subió, y le explicó lo que Isaías 53 enseñaba sobre el Mesías, que “Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida.”
Felipe le explicó el evangelio de Jesús, y el eunuco puso su fe en Cristo y fue bautizado. Después de esto, Felipe continuó hacia Cesarea, y anunciaba las buenas nuevas del evangelio por donde iba. 

Aquellos que perseguían a los cristianos no se dieron por vencidos, sino que encontramos a Saulo de Tarso yendo hacia Damasco en busca de los cristianos que habían salido de Jerusalén y que estaban extendiendo el mensaje del evangelio hasta más allá de las regiones de Judea y Samaria. 

Ya les había anunciado Jesús al ascender al cielo que le serían testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la Tierra. Y los líderes que se oponían a Jesús estaban, si se puede expresar así, haciendo necesario el cumplimiento de esta tarea. 

Este viaje de Saulo para destruir la expansión del evangelio resultaría, sin este saberlo aún, en un avivamiento todavía mayor en la iglesia de Cristo de la época. 

Muchos sufrieron. Juan y Pedro fueron encarcelados en múltiples ocasiones, y en todas Dios los ayudó, llegando ellos a predicar el evangelio incluso en cadenas. Algunos tuvieron que morir a causa del evangelio, como fue el caso de Esteban, o de Jacobo, hermano de Juan, el cual fue herido de espada a manos del rey Herodes, el mismo cruel Herodes que había mandado cortar la cabeza de Juan el Bautista.

El mensaje de salvación de Cristo es vivo y es eficaz; y es para tiempos buenos y para tiempos malos. El mensaje de salvación produce gozo para los que lo reciben y amargura para aquellos que lo rechazan. Las reacciones a la verdad del evangelio pueden ser opuestas, pero algo queda claro, y es que cuando una persona es confrontada con su necesidad personal de arrepentimiento ante el regalo de fe que Cristo ofrece, no puede salir igual que estaba; o lo recibe gozoso, o desarrollará un rechazo a esta verdad que lo llevará a un juicio eterno.

Nuestra tarea como seguidores de Cristo es compartir la verdad como hicieron los primeros creyentes, estando dispuestas a recibir la respuesta que venga. Esto no está bajo nuestro control, pero sí bajo la supervisión perfecta de Dios. La obra de fe en cada corazón proviene del Espíritu Santo de Dios y cada persona es responsable de su respuesta a esta invitación. Que la palabra de Dios crezca y se multiplique como en los días que narra el libro de los Hechos, y transforme muchos corazones en nuestro entorno.
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Autore David y Maribel
Organizzazione David y Maribel
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