Evangelios-024 Sobre el afán y la ansiedad
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Descrizione
Puede que pienses que la ansiedad es un mal del siglo XXI, pero no es así. Parece ser que el ser humano ha sufrido momentos de afán y ansiedad desde...
mostra di piùComo humanos, muchas situaciones nos afectan de modo que despiertan en nuestro interior temores o inquietudes que afectan a nuestro cuerpo físico. Podemos sentirlo en los órganos del cuerpo, o podemos notarlo en las articulaciones. La verdad es que muchas veces el afán o ansiedad acaba manifestándose físicamente antes de que seamos conscientes de lo que estamos experimentando mentalmente. La verdad es que el estudio personal de las emociones y su manifestación en el propio cuerpo es muy interesante.
El salmista, siglos antes de que Jesús viniera a la Tierra, comparte sus momentos de ansiedad y cómo los solucionaba yendo a la presencia del Altísimo.
Jesús, en su enseñanza recoge este tema y habla a las multitudes ahí reunidas. Lo podemos leer en Mateo 6 y Lucas 12. Dice así en Mateo:
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
En primer lugar, Jesús trata la realidad de nuestro afán por lo que hemos de comer, beber o vestir. Muchas veces no dedicamos mucho pensamiento a estas decisiones, pero hay ocasiones en que las necesidades básicas de la vida se hacen motivo de ansiedad. Jesús dice: “la vida es mucho más que el comer y el cuerpo más que el vestir” y procede a darnos el ejemplo de las aves. Estas no trabajan el campo, no esperan la cosecha, pero Dios mismo las alimenta. Si Dios cuida de las aves, ¿cómo no va a cuidar de mí?
Da otro ejemplo, el de los lirios del campo. Si a estos que son mucho más efímeros que nosotros, Dios los viste de hermosura, ¿por qué nos preocupamos por lo que vestiremos?
En segundo lugar, Jesús relata un hecho muy significativo; esto es que el afán no puede producir la solución al problema. Jesús dice: “por mucho que te afanes, no vas a aumentar tu estatura.” Hay situaciones que no podemos controlar, y por estas nunca deberíamos afanarnos. Podemos ocuparnos en resolver aquellas cosas que están a nuestro alcance, y aquello que está fuera de nuestro control, deberíamos dejarlo en manos de Dios y no permitirnos el afán y ansiedad.
El versículo 31 lo vuelve a repetir: “no os afanéis” y explica en el 32: porque “vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.” Si Dios es tu Padre celestial, puedes descansar en la promesa de que Él conoce tus necesidades.
¿Cómo debe afectar esta realidad a nuestras vidas? Jesús lo explica así:
“Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
De igual modo que había enseñado sobre las riquezas, vuelve a recordarnos que Dios ha de ser el Señor de nuestras vidas. Nada debe ocupar nuestro corazón por encima de Dios. Esto incluye el afán por lo que no tenemos o la ansiedad por lo que pretendemos controlar.
Jesús dice: Puesto que Dios sabe nuestras necesidades y le hemos dejado a cargo de lo que quiera que sea que nos está intentando robar la paz en estos momentos, declara Dios “no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
No se trata de la filosofía del carpe diem, vive hoy, porque mañana moriremos, sino más bien, haz aquello que está en tus manos, sé diligente y prudente, pero no dejes que el afán de lo que aún no es realidad te robe la energía que debes usar hoy. No te afanes por lo que piensas que puede ocurrir mañana, porque no podrás afrontar las luchas de hoy, ni disfrutar de lo bueno de este día.
Uno de mis versículos favoritos es Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” El sabio Salomón anima al lector a aprovechar el día, sabiendo que nuestra vida aquí en la Tierra es limitada; a vivir activamente, pero confiando en Dios.
El afán y la ansiedad son síntomas de desconfianza. Cuando los detectes en tu cuerpo o en tu mente, llévalos ante Dios, al trono de la gracia. Cuando dejes tus cargas a sus pies, podrás correr con energía la carrera que tienes por delante.
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Autore | David y Maribel |
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