Evangelio Del Día Viernes 27 de Mayo | Dios Está Siempre Con Nosotros | Hoy en Oración
20 giu 2022 ·
4 min. 52 sec.
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Descrizione
Evangelio Diario LITURGIA - 27 DE MAYO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Blanco VI Semana del Tiempo de Pascua Liturgia de las Horas Tomo I II...
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Evangelio Diario
LITURGIA - 27 DE MAYO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Blanco
VI Semana del Tiempo de Pascua
Liturgia de las Horas Tomo I
II Semana del Salterio
Primera Lectura Hechos 18, 9-18
Salmo 46
Evangelio Juan 16, 20-23
“Nadie os quitará vuestra alegría”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Lo que hacen, en nuestra vida, la alegría y la esperanza juntas cuando pasamos por tribulaciones, cuando tenemos problemas, cuando sufrimos. No se trata, ciertamente, de una anestesia. El dolor es dolor, pero vivido con alegría y esperanza te abre la puerta a la alegría de un fruto nuevo. Esta imagen del Señor nos debe ayudar mucho en las dificultades, peores, en las situaciones feas, que incluso nos hacen dudar de nuestra fe. Pero con la alegría y la esperanza sigamos adelante, porque después de esta tempestad llega un hombre nuevo, como la mujer cuando da a luz. Esta alegría que el Señor nos da. Esta alegría nadie la puede quitar, es duradera. (Santa Marta, 6 mayo 2016)
Reflexión del Evangelio de hoy (Sor Mª Montserrat Román Sánchez, OP)
No temas, yo estoy contigo, muchos en esta ciudad son pueblo mío
Esta narración de los Hechos nos cuenta un episodio vivido por Pablo en Corinto. San Pablo viene de Atenas donde, después de muchos esfuerzos en su misión evangelizadora, había conseguido pocos resultados.
Como siempre, se dirige primeramente a la comunidad judía para el anuncio del Evangelio y ésta rechaza el mensaje con fuerte oposición hasta conducirlo al tribunal con esta acusación: "Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley" Acusación que es acogida con indiferencia por Galión, procónsul de Acaya, y a la que no hizo el menor caso.
Pero el Señor sale al encuentro de Pablo en una visión, durante la noche, (Dios no nos abandona aunque todo, a nuestro alrededor, se vista de tinieblas), y le dice: "No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío" Esto hace que San Pablo, animado e impulsado por el Señor, permanezca en Corinto durante un año y medio, anunciando el Evangelio aún en medio de las dificultades.
Este texto nos presenta distintas actitudes en la acogida del Evangelio. ¿Somos indiferentes como Galión que considera el Mensaje Evangélico como “palabras”? ¿Somos como los judíos que rechazamos la Novedad del Evangelio porque rompe con nuestras tradiciones y nuestros esquemas? ¿Somos como ese “pueblo de Dios”, sediento de verdad, que acoge sin prejuicios la predicación evangélica? ¿Somos como Pablo, incansable, que no se rinde ante las dificultades, sino que, confiado en la Gracia de Dios, insiste en la predicación a tiempo y a destiempo? ¿A qué grupo pertenecemos?
Nadie os quitará vuestra alegría
El fragmento del Evangelio que estamos meditando pertenece al capítulo 16 de San Juan. Este capítulo tiene dos partes: la venida del Paráclito y la despedida, de ahí que hable insistentemente del sentimiento de tristeza y de alegría de los discípulos, de la Iglesia. Tristeza porque Jesús nos deja para volver al Padre (Jn 16,5); alegría porque nos envía su Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad que nos guiará hasta la verdad plena (Jn 16,13).
El texto de hoy forma parte de la despedida de Jesús. Hace referencia a la mujer que está a punto de dar a luz y está triste porque le ha llegado su hora. Esta imagen es muy utilizada por los profetas Isaías, Jeremías, Oseas, Miqueas, para significar el doloroso nacimiento del mundo nuevo mesiánico.
Nacer de nuevo exige morir a lo anterior y esto es doloroso. Morir a lo seguro, a lo fácil y cómodo. Morir a mi criterio, incluso a mi “imagen y concepto de Dios”. Morir a mi pecado, a todo lo que me esclaviza y me impide seguirle en libertad. Todo eso no es fácil, nos cuesta y nos produce tristeza. Pero sólo esa experiencia dolorosa nos permitirá nacer a la vida nueva en el Espíritu. Una vida en Cristo y en comunión con el Padre, impulsada por el Espíritu y en perfecta armonía con su voluntad. Sólo eso puede alegrar nuestro corazón y esa alegría no nos la puede quitar nada ni nadie.
Esta imagen que nos presenta Jesús en el evangelio de hoy, también se recoge en un bello himno pascual:
Pascua sagrada, ¡cantemos al Señor!
Vivamos la alegría dada a luz en el dolor.
Oración
No se turbe tu corazón ni se acobarde. Tan sólo, cree en mí. He venido para que tengas vida y vida abundante. Me deleito en ti con gozo, te renuevo con mi amor. Alégrate, no te dejaré, siempre estoy contigo, soy tu vida. Aunque todos te fallen, aunque todo se oscurezca a tu alrededor, yo estaré contigo para siempre, no te dejaré ni te abandonaré, dice el Señor que te quiere. Ven a mí y te daré lo que pide tu corazón. Hasta ahora no has pedido nada en mi nombre. Pide y recibirás para que tu alegría sea completa. Ese día no me preguntarás nada, sólo me dejarás amarte.
LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
Hch 18, 9-18
En aquellos días, Pablo tuvo una visión nocturna en Corinto, en la que le dijo el Señor: “No tengas miedo. Habla y no calles, porque yo estoy contigo y nadie pondrá la mano sobre ti para perjudicarte. Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo”. Por eso Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios.
Pero cuando Galión era procónsul de Acaya, los judíos, de común acuerdo, se abalanzaron contra Pablo y lo llevaron hasta el tribunal, donde dijeron: “Este hombre trata de convencer a la gente de que den a Dios un culto contrario a la ley”. Iba Pablo a tomar la palabra para responder, cuando Galión dijo a los judíos: “Si se tratara de un crimen o de un delito grave, yo los escucharía, como es razón; pero si la disputa es acerca de palabras o de nombres o de su ley, arréglense ustedes”. Y los echó del tribunal. Entonces se apoderaron de Sóstenes, jefe de la sinagoga, y lo golpearon delante del tribunal, sin que Galión se preocupara en lo más mínimo.
Pablo se quedó en Corinto todavía algún tiempo. Después se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria, con Priscila y Aquila. En Céncreas se rapó la cabeza para cumplir una promesa que había hecho.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Juan
Jn 16, 20-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría.
Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada’’.
Oración
Ya no tengo miedo de abrir mi boca y confesar que eres tú, Señor, quien me hace feliz y le da sentido a mi vida; aunque sigo necesitándola, ahora no te pido valentía sino sabiduría al anunciarte; quiero ser lo suficientemente capaz de llevar a tus pies a tanta gente que te necesita desesperadamente como yo aún te necesito.
Acción
Este día haré un plan para ir presentando a Jesús a cada uno de mis conocidos, de un modo adecuado para cada uno.
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LITURGIA - 27 DE MAYO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Blanco
VI Semana del Tiempo de Pascua
Liturgia de las Horas Tomo I
II Semana del Salterio
Primera Lectura Hechos 18, 9-18
Salmo 46
Evangelio Juan 16, 20-23
“Nadie os quitará vuestra alegría”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Lo que hacen, en nuestra vida, la alegría y la esperanza juntas cuando pasamos por tribulaciones, cuando tenemos problemas, cuando sufrimos. No se trata, ciertamente, de una anestesia. El dolor es dolor, pero vivido con alegría y esperanza te abre la puerta a la alegría de un fruto nuevo. Esta imagen del Señor nos debe ayudar mucho en las dificultades, peores, en las situaciones feas, que incluso nos hacen dudar de nuestra fe. Pero con la alegría y la esperanza sigamos adelante, porque después de esta tempestad llega un hombre nuevo, como la mujer cuando da a luz. Esta alegría que el Señor nos da. Esta alegría nadie la puede quitar, es duradera. (Santa Marta, 6 mayo 2016)
Reflexión del Evangelio de hoy (Sor Mª Montserrat Román Sánchez, OP)
No temas, yo estoy contigo, muchos en esta ciudad son pueblo mío
Esta narración de los Hechos nos cuenta un episodio vivido por Pablo en Corinto. San Pablo viene de Atenas donde, después de muchos esfuerzos en su misión evangelizadora, había conseguido pocos resultados.
Como siempre, se dirige primeramente a la comunidad judía para el anuncio del Evangelio y ésta rechaza el mensaje con fuerte oposición hasta conducirlo al tribunal con esta acusación: "Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley" Acusación que es acogida con indiferencia por Galión, procónsul de Acaya, y a la que no hizo el menor caso.
Pero el Señor sale al encuentro de Pablo en una visión, durante la noche, (Dios no nos abandona aunque todo, a nuestro alrededor, se vista de tinieblas), y le dice: "No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío" Esto hace que San Pablo, animado e impulsado por el Señor, permanezca en Corinto durante un año y medio, anunciando el Evangelio aún en medio de las dificultades.
Este texto nos presenta distintas actitudes en la acogida del Evangelio. ¿Somos indiferentes como Galión que considera el Mensaje Evangélico como “palabras”? ¿Somos como los judíos que rechazamos la Novedad del Evangelio porque rompe con nuestras tradiciones y nuestros esquemas? ¿Somos como ese “pueblo de Dios”, sediento de verdad, que acoge sin prejuicios la predicación evangélica? ¿Somos como Pablo, incansable, que no se rinde ante las dificultades, sino que, confiado en la Gracia de Dios, insiste en la predicación a tiempo y a destiempo? ¿A qué grupo pertenecemos?
Nadie os quitará vuestra alegría
El fragmento del Evangelio que estamos meditando pertenece al capítulo 16 de San Juan. Este capítulo tiene dos partes: la venida del Paráclito y la despedida, de ahí que hable insistentemente del sentimiento de tristeza y de alegría de los discípulos, de la Iglesia. Tristeza porque Jesús nos deja para volver al Padre (Jn 16,5); alegría porque nos envía su Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad que nos guiará hasta la verdad plena (Jn 16,13).
El texto de hoy forma parte de la despedida de Jesús. Hace referencia a la mujer que está a punto de dar a luz y está triste porque le ha llegado su hora. Esta imagen es muy utilizada por los profetas Isaías, Jeremías, Oseas, Miqueas, para significar el doloroso nacimiento del mundo nuevo mesiánico.
Nacer de nuevo exige morir a lo anterior y esto es doloroso. Morir a lo seguro, a lo fácil y cómodo. Morir a mi criterio, incluso a mi “imagen y concepto de Dios”. Morir a mi pecado, a todo lo que me esclaviza y me impide seguirle en libertad. Todo eso no es fácil, nos cuesta y nos produce tristeza. Pero sólo esa experiencia dolorosa nos permitirá nacer a la vida nueva en el Espíritu. Una vida en Cristo y en comunión con el Padre, impulsada por el Espíritu y en perfecta armonía con su voluntad. Sólo eso puede alegrar nuestro corazón y esa alegría no nos la puede quitar nada ni nadie.
Esta imagen que nos presenta Jesús en el evangelio de hoy, también se recoge en un bello himno pascual:
Pascua sagrada, ¡cantemos al Señor!
Vivamos la alegría dada a luz en el dolor.
Oración
No se turbe tu corazón ni se acobarde. Tan sólo, cree en mí. He venido para que tengas vida y vida abundante. Me deleito en ti con gozo, te renuevo con mi amor. Alégrate, no te dejaré, siempre estoy contigo, soy tu vida. Aunque todos te fallen, aunque todo se oscurezca a tu alrededor, yo estaré contigo para siempre, no te dejaré ni te abandonaré, dice el Señor que te quiere. Ven a mí y te daré lo que pide tu corazón. Hasta ahora no has pedido nada en mi nombre. Pide y recibirás para que tu alegría sea completa. Ese día no me preguntarás nada, sólo me dejarás amarte.
LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
Hch 18, 9-18
En aquellos días, Pablo tuvo una visión nocturna en Corinto, en la que le dijo el Señor: “No tengas miedo. Habla y no calles, porque yo estoy contigo y nadie pondrá la mano sobre ti para perjudicarte. Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo”. Por eso Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios.
Pero cuando Galión era procónsul de Acaya, los judíos, de común acuerdo, se abalanzaron contra Pablo y lo llevaron hasta el tribunal, donde dijeron: “Este hombre trata de convencer a la gente de que den a Dios un culto contrario a la ley”. Iba Pablo a tomar la palabra para responder, cuando Galión dijo a los judíos: “Si se tratara de un crimen o de un delito grave, yo los escucharía, como es razón; pero si la disputa es acerca de palabras o de nombres o de su ley, arréglense ustedes”. Y los echó del tribunal. Entonces se apoderaron de Sóstenes, jefe de la sinagoga, y lo golpearon delante del tribunal, sin que Galión se preocupara en lo más mínimo.
Pablo se quedó en Corinto todavía algún tiempo. Después se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria, con Priscila y Aquila. En Céncreas se rapó la cabeza para cumplir una promesa que había hecho.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Juan
Jn 16, 20-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría.
Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada’’.
Oración
Ya no tengo miedo de abrir mi boca y confesar que eres tú, Señor, quien me hace feliz y le da sentido a mi vida; aunque sigo necesitándola, ahora no te pido valentía sino sabiduría al anunciarte; quiero ser lo suficientemente capaz de llevar a tus pies a tanta gente que te necesita desesperadamente como yo aún te necesito.
Acción
Este día haré un plan para ir presentando a Jesús a cada uno de mis conocidos, de un modo adecuado para cada uno.
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