Evangelio Del Día Sábado 2 de Julio | Cristiano Sin Amor | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 02 DE JULIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XIII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II I Semana...
mostra di piùLITURGIA - 02 DE JULIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XIII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
I Semana del Salterio
Primera Lectura Amós 9, 11-15
Salmo 84
Evangelio Mateo 9, 14-17
“A vino nuevo, odres nuevos”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
A vino nuevo, odres nuevos». La novedad del Evangelio». ¿Qué nos trae el Evangelio? Alegría y novedad. Estos doctores de la Ley estaban encerrados en sus preceptos, en sus prescripciones. San Pablo, hablando de ellos, nos dice que antes de que llegara la fe, es decir, Jesús, todos nosotros estábamos custodiados como prisioneros bajo la ley. Pero esta ley no era mala: custodiados pero prisioneros, en espera de que llegara la fe. Precisamente, la fe que se revelaría en Jesús mismo. (Homilía Santa Marta, 5 septiembre 2014)
Reflexión del Evangelio de hoy (Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.)
Dios anuncia a su pueblo la paz
Es preciosa la narración que el profeta Amos les recuerda a su pueblo y nos recuerda. Es un resumen precioso de lo que Dios ha hecho y hace en favor de los demás, pero es el salmo el que puede centrar hoy nuestra reflexión juntamente con el Evangelio.
Una vez más es la invitación del profeta quien nos recuerda lo que Dios Padre hace en favor de la humanidad, pero, es el salmo quien nos recuerda cómo corresponder a esa actuación, con nuestro cambio de vida.
El profeta habla a un pueblo depresivo, cansado, desilusionado y le dice que Dios Padre, con su amor fiel, lo anima y le vuelve la ilusión y la esperanza, así como la confianza en Él. Hoy nuestra sociedad y nuestra Iglesia, pasamos muchas dificultades, como a lo largo de la historia, pero quizá ahora nos encontramos un tanto cansados, dormidos, desilusionados y conviene recordar que Dios no se ha olvidado de nosotros y que por lo tanto: levantará nuestra cabeza caída, reparará nuestra brechas, reparará nuestras ruinas y restaurará la vida de las personas. Recobremos nuestra confianza en Él.
¿Cómo recobrar esa confianza en Dios Padre?
A vino nuevo, odres nuevos
Ciertamente que las situaciones por las que pasa la humanidad parecen no engendrar confianza e ilusión, sin embargo, es más necesario que nunca. Es el evangelio el que nos da una pequeña pista, aunque es muy exigente, es fijarnos en la actuación de Jesús y en su palabra.
Siempre, el creyente, tiene que recordar la actuación de Jesús, el hombre, que, siendo Dios, nos enseñó cómo humanizar nuestra sociedad. Su actuación y sus palabras son la mejor manera para liberarnos del desánimo y de la desesperación. Él está con nosotros y, con la fuerza de su Espíritu, nos capacita y nos impulsa hacer realidad lo que Dios Padre quiere para toda la humanidad. Quiere la paz, la concordia, el bienestar, la justicia para todos. Para lograr esto no nos debemos quedar parados, sino que tenemos que saber situarnos y no hacer lo de siempre, sino estar siempre en proceso de conversión.
La conversión nos exige descubrir la novedad de los tiempos y poner novedad en nuestra actuación. Eso es lo que ha pretendido el Papa cuando ha convocado a toda la Iglesia al Sínodo de la sinodalidad. Hay que cambiar. Hay que escuchar al Espíritu y escucharnos para descubrir entre todos lo que nos están diciendo estos tiempos de superficialidad, de relativismo, de indiferencia y de falta de compromisos, tanto a nivel eclesiástico como civil y social. Pongamos soluciones nuevas a estos nuevos tiempos. Seamos audaces para proponer entre todos cómo anunciar, hoy, la paz a nuestro mundo. Podemos hacer hoy esta oración.
“Señor Jesús, dame Tu Paz, esa que sólo Tú puedes dar. Sin ella Tu envío no tiene futuro. Dame Tu Espíritu para ser como Tú, para alegrarme como Tú y vivir Tu misma vida resucitada. Que ese mismo Espíritu me ilumine para adentrarme en la Palabra que hoy me diriges. AMEN.
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la profecía de Amós
Am 9, 11-15
Esto dice el Señor:
“Aquel día renovaré la casa de David convertida en ruinas,
taparé sus brechas, levantaré sus muros
y la reconstruiré como era en otros tiempos,
para que entre en posesión de lo que queda de Edom
y de todas las naciones donde se invocó mi nombre”.
Esto dice el Señor y él se encargará de cumplirlo.
“Días vendrán, dice el Señor,
cuando el que ara alcanzará al segador
y el que pisa las uvas, al sembrador;
de los montes brotará vino y correrá por las colinas.
Entonces haré volver a los cautivos de Israel:
reconstruirán las ciudades destruidas y las habitarán,
plantarán viñas y beberán de su vino,
cultivarán huertos y comerán de sus frutos.
Los plantaré en su suelo
y ya no serán arrancados de la tierra que yo les di”,
dice el Señor, tu Dios.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 9, 14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?” Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan’’.
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