Evangelio Del Día Martes 5 de Julio | Conmigo o Contra Mi | Hoy en Oración
24 lug 2022 ·
8 min. 56 sec.
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Evangelio Diario LITURGIA - 05 DE JULIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XIV Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II II Semana...
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Evangelio Diario
LITURGIA - 05 DE JULIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XIV Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
II Semana del Salterio
Primera Lectura Oseas 8, 4-7. 11-13
Salmo 113
Evangelio Mateo 9, 32-38
“Estaban extenuadas y abandonadas”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Esta petición de Jesús es siempre válida. Siempre debemos orar al “dueño de la mies”, que es Dios Padre, para que envíe obreros a trabajar en su campo, que es el mundo. Y cada uno de nosotros lo debe hacer con un corazón abierto, con una actitud misionera; nuestra oración no debe limitarse solo a nuestras peticiones, a nuestras necesidades: una oración es verdaderamente cristiana si también tiene una dimensión universal. (Ángelus, 7 julio 2019)
Reflexión del Evangelio de hoy (Hna. Mariela Martínez Higueras O.P.)
Puesto que siembran viento, cosecharán tempestades
La primera lectura de hoy es de Oseas, un profeta que realiza su actividad en Samaría en el siglo VIII a. C. El profeta a través de su bella obra, en la que expresa la alianza de Dios con su pueblo a través de la metáfora de una relación esponsal, denuncia a Israel por haber caído en la idolatría en su doble vertiente: la adoración a Baal, dios de la lluvia y la fertilidad (4,12b-13;7,14b;9,1) y la adoración de los becerros instalados en Betel y Dan por Jeroboán I en 931 a.C. al producirse la división política y religiosa entre el Reino del Sur (Juda) y el reino del Norte (Samaría) (1 Re 12, 20-33).
En realidad, el gran pecado de Samaría es un pecado contra el primer mandamiento: «Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí (Ex 20,2-3) expresado en el Deuteronomio en el Shemá: “Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”. (Dt 6,4-5). El pueblo a lo largo de su historia va a caer numerosas ocasiones en esta idolatría no reconociendo de forma teórica o práctica, quien es el verdadero Dios.
Nosotros, en ocasiones, también llenamos nuestra vida cotidiana de diosecillos (dinero, poder, reconocimiento, likes en las redes sociales…) que nos hacen poner las energías y el corazón en realidades que no nos llenan, no nos satisfacen y nos presentan un falso sendero de felicidad que nos aboca al abismo del sinsentido y del vacío; perdemos de vista quien es el verdadero Dios, el único que puede salvarnos, el único que puede dar sentido a nuestra existencia, el único que puede llenarnos de plenitud. Por ello te invito a la reflexión y a que te respondas con sinceridad: ¿Quién es el verdadero Dios en este momento en tu vida? ¿A quién le entregas tus fuerzas, tu corazón, tu alma y tus energías?
Al ver a la muchedumbre sintió compasión
El evangelio de hoy nos presenta la curación de un mudo, (9,32-33) tras la resurrección de la hija de un jefe, la curación de la hemorroisa (Mc 5,23-43), y de dos ciegos (9, 27-31). El evangelista está presentando los signos del Reino que Jesús anuncia con su palabra. Sus familiares y amigos ya saben el diagnóstico, está endemoniado. Por ello, al expulsar Jesús al demonio, el mudo comienza a hablar. La reacción ante ese exorcismo-curación es doble, mientras la gente queda admirada por el milagro, los fariseos critican interrogando en nombre de quien se ha realizado. Jesús es presentado por el evangelista como el Mesías que trae la liberación y salvación definitiva de todas las dimensiones del ser humano y todos los seres humanos, según lo anunciado por Isaías: “Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo” (Is 35,5-6a).
A continuación, el evangelista nos presenta un breve sumario de la actividad itinerante de Jesús: Enseñar proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad. Ambas realidades, palabra y acontecimiento, dicho y hecho resumen la predicación de Jesús. Mientras “los signos manifiestan y confirman la enseñanza; las palabras, por su parte, proclaman los signos y esclarecen el misterio contenido en ellas” (D.V.2).
En su camino, Jesús, al ver a la muchedumbre, siente compasión de ella porque están abatidos como ovejas sin pastor. Esta frase evangélica inspiró a Santo Domingo la fundación de la Orden de Predicadores al ver la herejía cátara en el sur de Francia. A él también se le movieron las entrañas de misericordia al ver a todos aquellos cátaros sin horizonte, sin futuro, sin esperanza, sin acompañamiento en el camino; por eso decide crear un grupo de hermanos que acompañen en el sendero de la verdad a todos aquellos que, sin querer, se han desviado de ella. Hoy, ocho siglos después, la mies sigue siendo mucha y los obreros pocos. ¿Estás dispuesto dejarte afectar por los sufrimientos y debilidades de nuestros hermanos y hermanas y que la misericordia te haga dar valientemente un paso adelante para acompañar sus vulnerabilidades y curar sus heridas?
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la profecía de Oseas
Os 8, 4-7. 11-13
Esto dice el Señor:
“Han nombrado reyes sin contar conmigo,
han escogido príncipes sin saberlo yo.
Con su oro y su plata se han hecho ídolos,
para su perdición.
Tu becerro, Samaria, es repulsivo
y mi ira arde contra él.
¿Hasta cuándo serán incapaces de purificarse
los hijos de Israel?
Un artesano ha hecho ese becerro, que no es Dios,
por eso quedará hecho trizas.
Siembran vientos y cosecharán tempestades;
su trigo no dará espigas, no producirá harina su grano,
y si la produce, los extranjeros se la comerán.
Efraín ha construido multitud de altares,
y sólo le han servido para pecar.
Aunque yo les escribiera todas mis leyes,
las ignorarían como si fueran de un extraño.
Aunque inmolen víctimas en mi honor
y coman su carne, no me dan gusto,
pues tengo presentes sus culpas
y castigaré sus pecados.
Por eso volverán a la esclavitud’’.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 9, 32-38
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud, maravillada, decía: “Nunca se había visto nada semejante en Israel”. Pero los fariseos decían: “Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios”.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.
Oración
Señor, no dejes que mi vida se convierta en un desperdicio ni en un sembrar vientos; por tu gracia y amor instrúyeme para sembrar, en mi vida y en mi entorno, la semilla de la eternidad, esa semilla que ni el polvo ni la polilla destruyen y te pido que la riegues con tu agua de vida, el Espíritu Santo.
Acción
Hoy tendré un gesto de amor y caridad con alguien que se resiste a la fe y lo haré con la conciencia de que es una semilla de eternidad para él y los suyos.
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LITURGIA - 05 DE JULIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XIV Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
II Semana del Salterio
Primera Lectura Oseas 8, 4-7. 11-13
Salmo 113
Evangelio Mateo 9, 32-38
“Estaban extenuadas y abandonadas”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Esta petición de Jesús es siempre válida. Siempre debemos orar al “dueño de la mies”, que es Dios Padre, para que envíe obreros a trabajar en su campo, que es el mundo. Y cada uno de nosotros lo debe hacer con un corazón abierto, con una actitud misionera; nuestra oración no debe limitarse solo a nuestras peticiones, a nuestras necesidades: una oración es verdaderamente cristiana si también tiene una dimensión universal. (Ángelus, 7 julio 2019)
Reflexión del Evangelio de hoy (Hna. Mariela Martínez Higueras O.P.)
Puesto que siembran viento, cosecharán tempestades
La primera lectura de hoy es de Oseas, un profeta que realiza su actividad en Samaría en el siglo VIII a. C. El profeta a través de su bella obra, en la que expresa la alianza de Dios con su pueblo a través de la metáfora de una relación esponsal, denuncia a Israel por haber caído en la idolatría en su doble vertiente: la adoración a Baal, dios de la lluvia y la fertilidad (4,12b-13;7,14b;9,1) y la adoración de los becerros instalados en Betel y Dan por Jeroboán I en 931 a.C. al producirse la división política y religiosa entre el Reino del Sur (Juda) y el reino del Norte (Samaría) (1 Re 12, 20-33).
En realidad, el gran pecado de Samaría es un pecado contra el primer mandamiento: «Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí (Ex 20,2-3) expresado en el Deuteronomio en el Shemá: “Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”. (Dt 6,4-5). El pueblo a lo largo de su historia va a caer numerosas ocasiones en esta idolatría no reconociendo de forma teórica o práctica, quien es el verdadero Dios.
Nosotros, en ocasiones, también llenamos nuestra vida cotidiana de diosecillos (dinero, poder, reconocimiento, likes en las redes sociales…) que nos hacen poner las energías y el corazón en realidades que no nos llenan, no nos satisfacen y nos presentan un falso sendero de felicidad que nos aboca al abismo del sinsentido y del vacío; perdemos de vista quien es el verdadero Dios, el único que puede salvarnos, el único que puede dar sentido a nuestra existencia, el único que puede llenarnos de plenitud. Por ello te invito a la reflexión y a que te respondas con sinceridad: ¿Quién es el verdadero Dios en este momento en tu vida? ¿A quién le entregas tus fuerzas, tu corazón, tu alma y tus energías?
Al ver a la muchedumbre sintió compasión
El evangelio de hoy nos presenta la curación de un mudo, (9,32-33) tras la resurrección de la hija de un jefe, la curación de la hemorroisa (Mc 5,23-43), y de dos ciegos (9, 27-31). El evangelista está presentando los signos del Reino que Jesús anuncia con su palabra. Sus familiares y amigos ya saben el diagnóstico, está endemoniado. Por ello, al expulsar Jesús al demonio, el mudo comienza a hablar. La reacción ante ese exorcismo-curación es doble, mientras la gente queda admirada por el milagro, los fariseos critican interrogando en nombre de quien se ha realizado. Jesús es presentado por el evangelista como el Mesías que trae la liberación y salvación definitiva de todas las dimensiones del ser humano y todos los seres humanos, según lo anunciado por Isaías: “Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo” (Is 35,5-6a).
A continuación, el evangelista nos presenta un breve sumario de la actividad itinerante de Jesús: Enseñar proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad. Ambas realidades, palabra y acontecimiento, dicho y hecho resumen la predicación de Jesús. Mientras “los signos manifiestan y confirman la enseñanza; las palabras, por su parte, proclaman los signos y esclarecen el misterio contenido en ellas” (D.V.2).
En su camino, Jesús, al ver a la muchedumbre, siente compasión de ella porque están abatidos como ovejas sin pastor. Esta frase evangélica inspiró a Santo Domingo la fundación de la Orden de Predicadores al ver la herejía cátara en el sur de Francia. A él también se le movieron las entrañas de misericordia al ver a todos aquellos cátaros sin horizonte, sin futuro, sin esperanza, sin acompañamiento en el camino; por eso decide crear un grupo de hermanos que acompañen en el sendero de la verdad a todos aquellos que, sin querer, se han desviado de ella. Hoy, ocho siglos después, la mies sigue siendo mucha y los obreros pocos. ¿Estás dispuesto dejarte afectar por los sufrimientos y debilidades de nuestros hermanos y hermanas y que la misericordia te haga dar valientemente un paso adelante para acompañar sus vulnerabilidades y curar sus heridas?
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la profecía de Oseas
Os 8, 4-7. 11-13
Esto dice el Señor:
“Han nombrado reyes sin contar conmigo,
han escogido príncipes sin saberlo yo.
Con su oro y su plata se han hecho ídolos,
para su perdición.
Tu becerro, Samaria, es repulsivo
y mi ira arde contra él.
¿Hasta cuándo serán incapaces de purificarse
los hijos de Israel?
Un artesano ha hecho ese becerro, que no es Dios,
por eso quedará hecho trizas.
Siembran vientos y cosecharán tempestades;
su trigo no dará espigas, no producirá harina su grano,
y si la produce, los extranjeros se la comerán.
Efraín ha construido multitud de altares,
y sólo le han servido para pecar.
Aunque yo les escribiera todas mis leyes,
las ignorarían como si fueran de un extraño.
Aunque inmolen víctimas en mi honor
y coman su carne, no me dan gusto,
pues tengo presentes sus culpas
y castigaré sus pecados.
Por eso volverán a la esclavitud’’.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 9, 32-38
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud, maravillada, decía: “Nunca se había visto nada semejante en Israel”. Pero los fariseos decían: “Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios”.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.
Oración
Señor, no dejes que mi vida se convierta en un desperdicio ni en un sembrar vientos; por tu gracia y amor instrúyeme para sembrar, en mi vida y en mi entorno, la semilla de la eternidad, esa semilla que ni el polvo ni la polilla destruyen y te pido que la riegues con tu agua de vida, el Espíritu Santo.
Acción
Hoy tendré un gesto de amor y caridad con alguien que se resiste a la fe y lo haré con la conciencia de que es una semilla de eternidad para él y los suyos.
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