Evangelio Del Día Martes 17 de Enero | Nos Da Miedo La Libertad | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 17 DE ENERO DE 2023 Ciclo A - Año I - Color Verde I Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo I I Semana...
mostra di piùLITURGIA - 17 DE ENERO DE 2023
Ciclo A - Año I - Color Verde
I Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura Hebreos 2, 5-12
Salmo 8
Evangelio Marcos 1, 21-28
“¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
También hoy hay quien viene a insistirnos una y otra vez diciendo: “No, la santidad está en estos preceptos, en estas cosas, tenéis que hacer esto y esto”, y nos proponen una religiosidad rígida, la rigidez que nos quita esa libertad en el Espíritu que nos da la redención de Cristo. Estad atentos ante la rigidez que os proponen, estad atentos. Porque detrás de toda rigidez hay algo feo, no está el Espíritu Santo. (…) Dios siempre está cerca de nosotros con su bondad. Es como aquel padre que todos los días subía a la terraza para ver si volvía el hijo: el amor del Padre no se cansa de nosotros. Pidamos la sabiduría de ser conscientes siempre de esta realidad y de echar a los fundamentalistas que nos proponen una vida de ascesis artificial, lejana de la resurrección de Cristo. La ascesis es necesaria, pero la ascesis sabia, no artificial. (Audiencia general del 1 de septiembre de 2021)
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY (Sor Mihaela María Rodríguez Vera O.P.)
¡Señores, que no señoritos!
Hoy, la Iglesia celebra la memoria de San Antonio, abad. Cuenta el obispo San Atanasio, en su libro De la vida de San Antonio que éste, entrando en la Iglesia escuchó aquellas palabras del Señor en el Evangelio: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo» Y así lo hizo: Emprendió enfrente de su misma casa una vida de ascetismo y de intensa mortificación.
Cabe preguntarle a San Antonio: - ¿qué es lo que te movió, motivó a dejarlo todo y quedarte con lo puesto?
Desde luego, su determinada determinación no es el escenario que el autor sagrado nos radiografía en la carta a los Hebreos, ¡por cierto!, ni es una carta, ni la escribió San Pablo, ni fue dirigida a los Hebreos… pero bueno, queda ahí el dato y sea el lector el que husmee sobre el mismo. A lo que íbamos. El desapropio, la gratuidad no es el talante que encontramos en la perícopa que nos ofrece hoy la liturgia de la Palabra a través de Hebreos: «Dios no es injusto como para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes» (v.10) Una regañina en toda regla, un buen estirón de orejas que afea la actitud quejosa, resentida que tiene esta comunidad por la posible retribución no obtenida de parte de Dios. Acaso. ¿no es espejo de confrontación para nosotros, por aquel juego interesado, las más de las veces, inconsciente que, se conjuga en aquello de: yo te doy, tú me das?
Y de nuevo, como un eco, volvemos a preguntar a Antonio: - ¿qué es lo que te movió, motivó a dejarlo todo y quedarte con lo puesto, sin pedirle prebendas, seguridades al Buen Dios? Quizá, nos responda con la pregunta que lanza el salmista: ¿Quién como tú entre los dioses?, ¿Quién como tú entre los santos? Y eso le sobró y bastó.
No hay otro Dios fuera de ti
Pongámonos como nos pongamos, no tenemos otra GARANTÍA que Dios mismo y esto viene avalado por el mismo Jesús, Sumo Sacerdote para siempre (Hb 6,20)
Si esto es así, ya está todo dicho…¡Ay!, lo que resulta evidente e inamovible a todas luces -«queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de sus designio, se comprometió con juramento…no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo» (vv. 17.14)- se trueca en problema por la baraja con que jugamos los seres humanos, que no es otra -la mayoría de las veces- que cartas que tienen como denominador común un desordenado amor y por ello, instrumentalizado, donde sobresale la vena caprichosa según mi voluntad y no la del Creador. Y, poniendo estas reglas de juego, pasa que no suelen besarse las voluntades y con ello se desinfla la esperanza, que dicho sea de paso, es la que se articula de tejas hacia abajo, la puramente humana con estrechísimos horizontes, sirviendo un plato de abundante zozobra.
No es planteamiento agorero, ni muchísimo menos, porque resulta que encontrarse en esta posición, si la utilizamos como trampolín y no sofá, se convierte en punto de inflexión para cobrar ánimo y fuerza, aferrándonos a la esperanza que tenemos delante (v. 18), a saber, la prometida por Dios y manifestada en Cristo, el Señor.
Ser catadores del bouquet sabatino
Desde esta orilla, el Maestro nos invita a conjugar el hoy con señorío, a saber, siendo señores del sábado, que no señoritos, lejos de esa actitud farisaica que se mueve y remueve en el continuo «lo que está permitido vs. lo que no está permitido». Y si bien es verdad que el hombre necesita de un conjunto de normas, reglas para llevar a buen término su estar en el mundo, cuando éstas se han cosido con el hilo egótico, lejos de orientar nuestras actitudes para un buen hacer y un buen estar, se convierten en rémora por la toxicidad que llevan en su ADN, el del fatídico cumpli-miento: la hipocresía está servida, la doble moral. Jesús es implacable ante esto: No hagáis lo que ellos hacen.
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la carta a los Hebreos
Heb 6,10-20
Hermanos: Dios no es injusto para olvidar los trabajos de ustedes y el amor que le han mostrado al servir a sus hermanos en la fe, como lo siguen haciendo hasta hoy. Deseamos, sin embargo, que todos y cada uno de ustedes mantenga hasta el fin el mismo fervor y diligencia, para alcanzar la plenitud de su esperanza. Así, lejos de volverse negligentes, serán ustedes imitadores de aquellos que, por la fe y la paciencia, heredan lo prometido por Dios.
En efecto, cuando Dios hizo la promesa a Abraham, como no había nada superior por lo cual jurar, juró por sí mismo, diciendo: Te colmaré de bendiciones y te daré una descendencia innumerable. Por este motivo, Abraham perseveró en la paciencia y alcanzó lo prometido por Dios. Cuando los hombres juran, lo hacen por alguien superior a ellos, y el juramento pone fin a toda discusión. También Dios, cuando quiso mostrar con plenitud a los herederos de la promesa lo irrevocable de su decisión, se comprometió con un juramento.
Así pues, mediante estos dos actos irrevocables, promesa y juramento, en los cuales Dios no puede mentir, tenemos un consuelo poderoso los que buscamos un refugio en la esperanza de lo prometido. Esta esperanza nos mantiene firmes y seguros, porque está anclada en el interior del santuario, ahí donde Jesús entró, precediéndonos, constituido sumo sacerdote, como Melquisedec.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Marcos
Mc 2,23-28
Un sábado, Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: “¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?”
Él les respondió: “¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros”.
Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Oración
Señor, soy total y absolutamente indigno de pertencer a tu familia, de que me llames hermano de Jesús y mucho menos hijo de Dios, sin embargo, aunque no lo entiendo, lo acepto como un don maravilloso y como la mayor prenda de amor que he recibido y que haya recibido cualquier hombre de todos los tiempos. Con humildad, lleno de gratitud y amor, te digo: alabado seas Padre, papá; y bendito seas, mi Señor, y mi hermano, Jesús.
Acción
Hoy en mi oración y durante todo el día llamaré a Dios como llamo normalmente a mi padre terreno y a Jesús como a mis hermanos de sangre..
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