Evangelio Del Día Martes 15 de Noviembre | Cenara En Tu Casa | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 15 DE NOVIEMBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XXXIII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II I Semana...
mostra di piùLITURGIA - 15 DE NOVIEMBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
I Semana del Salterio
Primera Lectura Apocalipsis 3, 1-6. 14-22
Salmo 14
Evangelio Lucas 19, 1-10
“Es necesario que hoy me quede en tu casa”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
La primera mirada no es la de Zaqueo, sino la de Jesús, que entre los muchos rostros que lo rodeaban ―la multitud― busca precisamente el de Zaqueo. La mirada misericordiosa del Señor nos alcanza antes de que nosotros mismos nos demos cuenta de que necesitamos que Él nos salve. Y con esta mirada del divino Maestro comienza el milagro de la conversión del pecador. De hecho, Jesús lo llama, y lo llama por su nombre: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa» (Ángelus, 3 noviembre 2019)
Reflexión del Evangelio de hoy (Hna. Carmen Román Martínez O.P.)
Estoy a la puerta y llamo
La primera lectura de hoy nos ofrece las cartas del autor del Apocalipsis a las Iglesias de Sardes y Laodicea. En ellas se refleja una preocupación y una llamada de atención a las comunidades cristianas de ambos lugares, que viven una dinámica alejada del mensaje del evangelio que han recibido.
No eran momentos fáciles para la difusión de la fe, pero se tiene la impresión de que estas dos comunidades reciben una “reprimenda” por razones que tienen más que ver con la evolución de su manera de entender y vivir la fe, que con la manera de afrontar las dificultades crecientes del poder del Imperio Romano.
Y tengo la impresión de que los problemas de Sardes y Laodicea pueden ser semejantes a los que vivimos las personas y las comunidades cristianas de algunos de nuestros entornos.
Una lectura atenta nos puede situar ante algunas de nuestras propias experiencias. Pero subrayo hoy el contraste entre ese “no tengo necesidad de nada” y la realidad que el Señor pone ante nuestros ojos: “tú eres desgraciado, digno de lástima, pobre, ciego y desnudo”. El primer paso para caminar en la dirección adecuada es hacernos conscientes de nuestra realidad, y desde ella saber recibir del Señor todo lo que necesitamos. Porque es cierto que el texto habla de “comprar”, pero ¿cómo comprar siendo pobre de solemnidad? Habrá que concluir que tenemos un Dios que nos da gratis aquello que nos pide…
Por nuestra parte oído y corazón atentos, porque “Mira, estoy de pie a la puerta y llamo”.
Es necesario que hoy me quede en tu casa
El precioso relato evangélico de hoy lo hemos escuchado hace unas semanas en el evangelio del domingo. Es de los que confortan e infunden alegría y esperanza.
Zaqueo es uno de los prototipos de pecador en la sociedad judía de su tiempo. Jefe de publicanos (cobradores de impuestos) y muy rico (cobrando más de lo estipulado en los impuestos), estaba descalificado por definición por los poderes religiosos de su pueblo.
Ocurre que Jesús llega a su pueblo, Jericó, y él tiene verdadero deseo de verlo. Así que, a pesar de que es bajito y Jesús está rodeado de una masa de gente que le impide verlo, encuentra la solución subiéndose a un árbol bajo el cual iba a pasar Jesús.
Y aquí recibe Zaqueo la gran noticia de ese día: “Baja de prisa, que necesito quedarme en tu casa”.
Jesús va más allá de lo que el autor del Apocalipsis nos decía en la primera lectura: “Estoy a la puerta y llamo”. No sólo está a la puerta, sino que se autoinvita para hacerse presente en nuestra casa y cambiar radicalmente nuestra vida.
Zaqueo lo recibe lleno de alegría y, ante las murmuraciones de la gente que veían con malos ojos que Jesús entrara a casa de un pecador, pone de manifiesto públicamente la transformación que se da en su vida con la llegada de Jesús a ella: va a compartir su fortuna, que ya no es su “riqueza”.
El relato termina con una frase de Jesús, aplicable no sólo a Zaqueo, sino a todos cuantos consienten en vivir esta experiencia de las formas más variadas, a lo largo de los tiempos: “HOY ha sido la salvación de esta casa… porque el hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”
¿Qué mejor noticia podemos recibir?
LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro del Apocalipsis 3, 1-6. 14-22
Apoc 3, 1-6. 14-22
Yo, Juan, oí que el Señor me decía: “Escribe al encargado de la comunidad cristiana de Sardes: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas:
‘Conozco tus obras. En apariencia estás vivo, pero en realidad estás muerto. Ponte alerta y reaviva lo que queda y está a punto de morir, pues tu conducta delante de mi Dios no ha sido perfecta. Recuerda de qué manera recibiste y escuchaste mi palabra; cúmplela y enmiéndate. Porque si no estás alerta, vendré como un ladrón, sin que sepas la hora en que voy a llegar.
Tienes, sin embargo, en Sardes, algunas pocas personas que no han manchado sus vestiduras; ellos me acompañarán vestidos de blanco, pues lo merecen.
El que venza también se vestirá de blanco. No borraré jamás su nombre del libro de la vida y lo reconoceré ante mi Padre y sus ángeles’.
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las comunidades cristianas.
Escribe al encargado de la comunidad cristiana de Laodicea: Esto dice el que es el Amén, el testigo fiel y veraz, el origen de todo lo creado por Dios:
‘Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente. Pero porque eres tibio y no eres ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca. Dices que eres rico, que has acumulado riquezas y que ya no tienes necesidad de nada, pero no sabes que eres un desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por eso te aconsejo que vengas a comprarme oro purificado por el fuego, para que te enriquezcas; vestiduras blancas, para que te las pongas y cubras tu vergonzosa desnudez, y colirio, para que te lo pongas en los ojos y puedas ver.
Yo reprendo y corrijo a todos los que amo. Reacciona, pues, y enmiéndate. Mira que estoy aquí, tocando la puerta; si alguno escucha mi voz y me abre, entraré a su casa y cenaremos juntos.
Al que venza lo sentaré conmigo en mi trono; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté con mi Padre en su trono’.
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las comunidades cristianas’’.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1-10
Lc 19, 1-10
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús, pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”
Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
Oración
Aléjame, Señor, de la tibieza. Rechazo una vida gris y mediocre delante de ti, Señor. Quiero que seas el dueño total de mis sentimientos, pensamientos y acciones; rechazo la tibieza y te pido que me inundes en el calor de tu amor y misericordia.
Acción
Hoy veré qué actitudes en mi vida son tibias, es decir, cuáles de ellas no están rendidas totalmente a Jesucristo y renovadas en su amor para cambiarlas por otras que sí lo estén.
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