Evangelio Del Día Lunes 31 de Octubre | Servir Al Hermano | Hoy en Oración
31 ott 2022 ·
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Evangelio Diario LITURGIA - 31 DE OCTUBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XXXI Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II III Semana...
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Evangelio Diario
LITURGIA - 31 DE OCTUBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
III Semana del Salterio
Primera Lectura Filipenses 2, 1-4
Salmo 130
Evangelio Lucas 14, 12-14
“Dichoso tú, porque no pueden pagarte”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Jesús indica la actitud desinteresada que debe caracterizar la hospitalidad… Se trata de elegir la gratuidad en lugar del cálculo oportunista que intenta obtener una recompensa, que busca el interés y que intenta enriquecerse cada vez más. En efecto, los pobres, los sencillos, los que no cuentan, jamás podrán corresponder a una invitación para almorzar. Jesús demuestra de esta manera, su preferencia por los pobres y los excluidos, que son los privilegiados del Reino de Dios, y difunde el mensaje fundamental del Evangelio que es servir al prójimo por amor a Dios. Hoy, Jesús se hace portavoz de quien no tiene voz y dirige a cada uno de nosotros un llamamiento urgente para abrir el corazón y hacer nuestros los sufrimientos y las angustias de los pobres, de los hambrientos, de los marginados, de los refugiados, de los derrotados por la vida, de todos aquellos que son descartados por la sociedad y por la prepotencia de los más fuertes. Y estos descartados representan, en realidad, la mayor parte de la población. (Ángelus, 28 agosto 2016)
Reflexión del Evangelio de hoy (D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.)
No os encerréis en vuestros intereses
No hay nada más contrario a la fe cristiana que la actitud y la praxis del egoísmo y, sin embargo, tampoco hay nada más común, más “normal” en nuestra humana cotidianidad. San Pablo anima y estimula a la comunidad de Filipo a vivir una comunión real de amor y que sea ese su principal signo de identidad cristiana.
Nos acordamos de la descripción que se hace en los Hechos de los Apóstoles de las primeras comunidades cristianas y como los vecinos las admiraban porque todo lo que cada uno poseía lo compartían con alegría. De hecho, se denominaba a las comunidades “los santos”
La clave está en lo que el propio San Pablo indica al principio: “la comunión del Espíritu”. No se trata solo de la voluntad, sino de tomar conciencia de que el Espíritu Santo está presente y activo en todos y cada uno de los que forman la comunidad de bautizados y dejarse llenar de su Amor. Por eso, celebraban la eucaristía y después se reunían para poner en común el pan, las alegrías y problemas.
Descubrir en el alma la alegría de dar, de perdonar, de compartir lo que soy y lo que tengo es vivir plenamente la fe y el amor de Cristo. La Iglesia ha de ser la comunidad de “santos” que nos ayude en este descubrimiento y en ello todos estamos implicados.
¡Qué suerte para ti si no pueden compensarte!
En la línea de la primera lectura, Jesús nos indica y propone cuál ha de ser la actitud del verdadero discípulo comprometido con el Reino. A diferencia de los fariseos, cumplidores de una ley de preceptos, de la que vivían y se aprovechaban para sus intereses, Jesús centra su discurso en la auténtica Ley, la del “precepto” del Amor, que rompe esquemas y muestra a las claras quién es Dios y el camino del Reino.
Hemos podido leer y reflexionar las distintas parábolas del Reino y todas ellas insisten en la necesidad de salir de sí mismo para buscar al hermano que estaba perdido, al que no cuenta en nuestra sociedad ni en nuestra familia o “amigos”, al que “no cumple”. La búsqueda y construcción del Reino de Dios ha de hacernos salir de nuestras seguridades y animarnos a entrar en las sendas estrechas por las que Cristo sigue caminando hacia la Cruz. Nadie nos lo va a agradecer quizá. Al revés: nos criticarán y tratarán de descartarnos por ir precisamente en ayuda y defensa de quienes están en nuestros márgenes de corrección y, como dice el Evangelio, de retribución.
Y darnos cuenta de que cuando el Señor nos habla de recompensa en la “resurrección de los justos” se está refiriendo no al final de los tiempos solamente. Con la Resurrección de Cristo, somos ya “hombres resucitados” desde el bautismo: sacerdotes, profetas y reyes que formamos el Pueblo de Dios, porque nos ha elegido personalmente a cada uno no para nuestro exclusivo beneficio de felicidad sino para precisamente para invitar a los que nada tienen, pero que esperan, nos esperan.
“La Iglesia, reunión de liberados, de perdonados [...] no es una sala de espera donde están juntos quienes han recibido la entrada gratis para el cielo, sino un pueblo en camino hacia el Reino [...]
Quizás hoy la Iglesia está llamada a llevar a cabo esta tarea comprometida: hacer caminar a la gente. Pero es necesario, ante todo, que nosotros demostremos que somos capaces de caminar [...] Hemos permanecido demasiado tiempo recostados sobre las almohadas de la verdad tenida como posesión [...]
Mientras tanto el mundo camina cada día más de prisa, pero no adelanta. Porque nosotros no caminamos. [---] El Reino no se ha hecho para gente que se mantiene a la espera, sino para tipos que se han decidido a ponerse en camino”
(Alessandro Pronzato, “Cansados de no caminar”)
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses
Flp 2, 1-4
Hermanos: Si alguna fuerza tiene una advertencia en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu y si ustedes me profesan un afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma. Nada hagan por espíritu de rivalidad ni presunción; antes bien, por humildad, cada uno considere a los demás como superiores a sí mismo y no busque su propio interés, sino el del prójimo.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 14, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer:
"Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos".
Oración
Jesús mío, te presento todo lo que tengo y lo que soy, mi manera de pensar, de actuar, mis juicios personales sobre las cosas que ocurren en el día a día, y te pido que intercambies todo eso por los valores que me propones, es decir, llévate lo que he adquirido en el paso de mi vida y deja solo lo que tú mismo pusiste. Además, nútreme con tu Espíritu para ser cada vez más como tú.
Acción
Hoy nada haré por rivalidad ni presunción, haré todo por humildad; consideraré a los demás como superiores a mí mismo y no buscaré mi propio interés, sino el de mi prójimo..
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LITURGIA - 31 DE OCTUBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
III Semana del Salterio
Primera Lectura Filipenses 2, 1-4
Salmo 130
Evangelio Lucas 14, 12-14
“Dichoso tú, porque no pueden pagarte”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Jesús indica la actitud desinteresada que debe caracterizar la hospitalidad… Se trata de elegir la gratuidad en lugar del cálculo oportunista que intenta obtener una recompensa, que busca el interés y que intenta enriquecerse cada vez más. En efecto, los pobres, los sencillos, los que no cuentan, jamás podrán corresponder a una invitación para almorzar. Jesús demuestra de esta manera, su preferencia por los pobres y los excluidos, que son los privilegiados del Reino de Dios, y difunde el mensaje fundamental del Evangelio que es servir al prójimo por amor a Dios. Hoy, Jesús se hace portavoz de quien no tiene voz y dirige a cada uno de nosotros un llamamiento urgente para abrir el corazón y hacer nuestros los sufrimientos y las angustias de los pobres, de los hambrientos, de los marginados, de los refugiados, de los derrotados por la vida, de todos aquellos que son descartados por la sociedad y por la prepotencia de los más fuertes. Y estos descartados representan, en realidad, la mayor parte de la población. (Ángelus, 28 agosto 2016)
Reflexión del Evangelio de hoy (D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.)
No os encerréis en vuestros intereses
No hay nada más contrario a la fe cristiana que la actitud y la praxis del egoísmo y, sin embargo, tampoco hay nada más común, más “normal” en nuestra humana cotidianidad. San Pablo anima y estimula a la comunidad de Filipo a vivir una comunión real de amor y que sea ese su principal signo de identidad cristiana.
Nos acordamos de la descripción que se hace en los Hechos de los Apóstoles de las primeras comunidades cristianas y como los vecinos las admiraban porque todo lo que cada uno poseía lo compartían con alegría. De hecho, se denominaba a las comunidades “los santos”
La clave está en lo que el propio San Pablo indica al principio: “la comunión del Espíritu”. No se trata solo de la voluntad, sino de tomar conciencia de que el Espíritu Santo está presente y activo en todos y cada uno de los que forman la comunidad de bautizados y dejarse llenar de su Amor. Por eso, celebraban la eucaristía y después se reunían para poner en común el pan, las alegrías y problemas.
Descubrir en el alma la alegría de dar, de perdonar, de compartir lo que soy y lo que tengo es vivir plenamente la fe y el amor de Cristo. La Iglesia ha de ser la comunidad de “santos” que nos ayude en este descubrimiento y en ello todos estamos implicados.
¡Qué suerte para ti si no pueden compensarte!
En la línea de la primera lectura, Jesús nos indica y propone cuál ha de ser la actitud del verdadero discípulo comprometido con el Reino. A diferencia de los fariseos, cumplidores de una ley de preceptos, de la que vivían y se aprovechaban para sus intereses, Jesús centra su discurso en la auténtica Ley, la del “precepto” del Amor, que rompe esquemas y muestra a las claras quién es Dios y el camino del Reino.
Hemos podido leer y reflexionar las distintas parábolas del Reino y todas ellas insisten en la necesidad de salir de sí mismo para buscar al hermano que estaba perdido, al que no cuenta en nuestra sociedad ni en nuestra familia o “amigos”, al que “no cumple”. La búsqueda y construcción del Reino de Dios ha de hacernos salir de nuestras seguridades y animarnos a entrar en las sendas estrechas por las que Cristo sigue caminando hacia la Cruz. Nadie nos lo va a agradecer quizá. Al revés: nos criticarán y tratarán de descartarnos por ir precisamente en ayuda y defensa de quienes están en nuestros márgenes de corrección y, como dice el Evangelio, de retribución.
Y darnos cuenta de que cuando el Señor nos habla de recompensa en la “resurrección de los justos” se está refiriendo no al final de los tiempos solamente. Con la Resurrección de Cristo, somos ya “hombres resucitados” desde el bautismo: sacerdotes, profetas y reyes que formamos el Pueblo de Dios, porque nos ha elegido personalmente a cada uno no para nuestro exclusivo beneficio de felicidad sino para precisamente para invitar a los que nada tienen, pero que esperan, nos esperan.
“La Iglesia, reunión de liberados, de perdonados [...] no es una sala de espera donde están juntos quienes han recibido la entrada gratis para el cielo, sino un pueblo en camino hacia el Reino [...]
Quizás hoy la Iglesia está llamada a llevar a cabo esta tarea comprometida: hacer caminar a la gente. Pero es necesario, ante todo, que nosotros demostremos que somos capaces de caminar [...] Hemos permanecido demasiado tiempo recostados sobre las almohadas de la verdad tenida como posesión [...]
Mientras tanto el mundo camina cada día más de prisa, pero no adelanta. Porque nosotros no caminamos. [---] El Reino no se ha hecho para gente que se mantiene a la espera, sino para tipos que se han decidido a ponerse en camino”
(Alessandro Pronzato, “Cansados de no caminar”)
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses
Flp 2, 1-4
Hermanos: Si alguna fuerza tiene una advertencia en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu y si ustedes me profesan un afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma. Nada hagan por espíritu de rivalidad ni presunción; antes bien, por humildad, cada uno considere a los demás como superiores a sí mismo y no busque su propio interés, sino el del prójimo.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 14, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer:
"Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos".
Oración
Jesús mío, te presento todo lo que tengo y lo que soy, mi manera de pensar, de actuar, mis juicios personales sobre las cosas que ocurren en el día a día, y te pido que intercambies todo eso por los valores que me propones, es decir, llévate lo que he adquirido en el paso de mi vida y deja solo lo que tú mismo pusiste. Además, nútreme con tu Espíritu para ser cada vez más como tú.
Acción
Hoy nada haré por rivalidad ni presunción, haré todo por humildad; consideraré a los demás como superiores a mí mismo y no buscaré mi propio interés, sino el de mi prójimo..
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