Evangelio Del Día Lunes 18 de Julio | Fe y Humildad Sincera | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 18 DE JULIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XVI Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II IV Semana...
mostra di piùLITURGIA - 18 DE JULIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XVI Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
IV Semana del Salterio
Primera Lectura Miqueas 6, 1-4. 6-8
Salmo 49
Evangelio Mateo 12, 38-42
“Queremos ver un signo tuyo”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Esto debemos interrogarnos: «¿estoy abierto al Dios de las sorpresas?». Y también: «¿Soy una persona inactiva, o una persona que camina?». «¿creo en Jesucristo y en lo que hizo», es decir «que murió, resucitó... creo que el camino siga adelante hacia la madurez, hacia la manifestación de la gloria del Señor? ¿Soy capaz de entender los signos de los tiempos y ser fiel a la voz del Señor que se manifiesta en ellos?». (Homilía Casa Santa Marta, 13 octubre 2014)
Reflexión del Evangelio de hoy (D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.)
Pueblo mío, ¿qué te hice o en qué te molesté?
Impresiona en esta lectura del profeta Miqueas el tono y la confianza con la que Dios se dirige a Israel. Se trata de un juicio, pero es un juicio de Amor, como el de un padre con unos hijos que, a pesar de las continuas llamadas de atención y requerimientos, no cejan de caminar por su cuenta, olvidando al Dios que los hizo nacer de la nada y le dio todo su amor, una tierra en la que vivir... unos Mandamientos para su bien…
¿Y ahora -les pregunta el Profeta- cuando las cosas se ponen difíciles, ¿con qué argumentos os vais a presentar ante el Señor? No se trata de hacer actos de desagravios, sacrificios, rituales... Es tan sencillo como reconocer a Dios y actuar en consecuencia.
¿Y nosotros, el nuevo Israel que es la Iglesia? Ya Jesús tuvo que enfrentar a los apóstoles en un momento de duda e incredulidad y preguntarles: ¿También vosotros queréis marcharos? Recordamos bien las palabras de Pedro: “¿A dónde vamos a ir? Solo Tú tienes palabras de Vida Eterna”.
¿Cuál es nuestra referencia hoy del Dios de Jesús? ¿Le reconocemos como Sentido para nuestras vidas? ¿Somos conscientes de que estamos un tanto perdidos y necesitamos volver a Él, a su Amor siempre constante y entregado?
Queremos ver un signo tuyo
En continuidad con la primera lectura, el Evangelio nos plantea un Signo de Dios, de su Hijo Jesús, para creer en Él. Los fariseos, guardianes de la ortodoxia, parecen tener el copyrigth de Dios, pero no se trata del Dios de la Vida, del Amor, el Padre amoroso de los hombres, sino el Celoso Guardián de lo “políticamente correcto” Por eso Jesús no se anda con medias tintas y les lanza esa respuesta: el signo de Jonás: que es, por un lado, la Pasión, Muerte y Resurrección y, por otro, la Conversión de los alejados mediante la penitencia.
Hoy sin duda el desafío es reconocer en nuestro mundo un signo de la presencia salvadora del Hijo de Dios. ¿Lo somos los cristianos, la Iglesia por Él querida y en la que habita el Espíritu? Aunque nos parezca que, en general, hay un abandono del sentido de Dios, estoy convencido de que son muchos los que, desde el fondo de su corazón, piden esta señal, nos la piden. ¿Podríamos decir con San Pablo que Cristo vive plenamente en mí, en mi vida? ¿Podríamos predicar como Jonás con el riesgo de ser perseguidos y desacreditados?
Muchas preguntas que buscan, ante todo, que tomemos conciencia de nuestra fe comprometida en el Dios que nos salva con su Muerte y Resurrección, que acudamos a Él en la oración más que pidiendo, poniéndonos a su disposición para amar con su mismo amor a nuestros hermanos los hombres.
“Para estar dispuesto a morir al propio yo, es necesario comprender a fondo y valorar hasta qué punto se ha comprometido Dios a cuidar de nosotros. Si somos capaces de aceptar que nunca nos abandonará, ni se dejará ganar en generosidad por nosotros, podremos soltar las riendas de nuestra vida con más facilidad. Si las aferramos con tanta fuerza es que no estamos convencidos que nuestro Padre Dios ha adquirido ese compromiso. Morir al yo está íntimamente ligado a saber que cuidar de sus hijos está en la propia naturaleza de Dios. Es como si no estuviéramos persuadidos de lo que ganamos, al dejar por Cristo, esas cosas de la tierra”.
(Cfr. Juan Manuel Roca “Cómo acertar con mi vida”)
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la profecía de Miqueas
Miq 6, 1-4. 6-8
Escuchen lo que dice el Señor:
“Levántate; llama a juicio a los montes,
que las colinas escuchen tu voz.
Escuchen, montes, el juicio del Señor,
pongan atención, cimientos de la tierra:
el Señor entabla juicio contra su pueblo,
presenta sus quejas contra Israel.
Pueblo mío, ¿qué mal te he causado
o en qué cosa te he ofendido? Respóndeme.
Con la ayuda de Moisés, Aarón y María,
yo te saqué de Egipto y te libré de la esclavitud’’.
¿Qué cosa digna le ofreceré al Señor,
postrado ante el Dios del cielo?
¿Le ofreceré en holocausto becerros de un año?
¿Aceptará el Señor un millar de carneros
o diez mil ríos de aceite?
¿En expiación por mis culpas le ofreceré a mi primogénito,
al fruto de mis entrañas, por mi pecado?
Hombre, ya te he explicado lo que es bueno,
lo que el Señor desea de ti:
que practiques la justicia y ames la lealtad
y que seas humilde con tu Dios.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 12, 38-42
En aquel tiempo, le dijeron a Jesús algunos escribas y fariseos: “Maestro, queremos verte hacer una señal prodigiosa”. El les respondió: “Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra.
Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta gente y la condenarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien más grande que Jonás.
La reina del sur se levantará el día del juicio contra esta gente y la condenará, porque ella vino de los últimos rincones de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien más grande que Salomón’’.
Oración
Gracias Señor, porque en tu gran amor, no sólo me pides que te busque y que te agrade sino que me dices cómo hacerlo. Así, Señor, enséñame a vivir en justicia, una justicia como la tuya llena de misericordia y equidad; a ser leal, es decir, permanecer en cada cosa que hago y crecer para dar testimonio de ti; y por último, enséñame a que mi vida siempre esté postrada ante ti en humildad y adoración.
Acción
Hoy pondré especial atención en hacer lo que Dios me dice que le agrada: ser justo, leal y humilde.
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