Evangelio Del Día Jueves 12 de Enero | Quero, Queda Limpio | Hoy en Oración
12 gen 2023 ·
7 min. 7 sec.
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Descrizione
Evangelio Diario LITURGIA - 12 DE ENERO DE 2023 Ciclo A - Año I - Color Verde I Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo I I Semana...
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Evangelio Diario
LITURGIA - 12 DE ENERO DE 2023
Ciclo A - Año I - Color Verde
I Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura Hebreos 3, 7-14
Salmo 94
Evangelio Marcos 1, 40-45
“Si quieres, puedes limpiarme”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Así Cristo combate los males y los sufrimientos del mundo: haciéndose cargo de ellos y venciéndolos con la fuerza de la misericordia de Dios…. ante un pobre o un enfermo, no tenemos que tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura y compasión, y de tocarlo y abrazarlo. He pedido a menudo a las personas que ayudan a los demás que lo hagan mirándolos a los ojos, que no tengan miedo de tocarlos; que el gesto de ayuda sea también un gesto de comunicación: también nosotros tenemos necesidad de ser acogidos por ellos. Un gesto de ternura, un gesto de compasión... Pero yo os pregunto: vosotros, ¿cuándo ayudáis a los demás, los miráis a los ojos? ¿Los acogéis sin miedo de tocarlos? (Ángelus 15 de febrero de 2015)
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY (Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.)
Constantes y perseverantes
La carta a los Hebreos nos sitúa ante una clara realidad. Nos pone ante la evidencia de que no es fácil perseverar siempre en el bien. El pueblo de Israel no superó la prueba del desierto, se olvidó de Dios, y se confió a otros ídolos de los que esperar obtener más. Se desvió del bien ante la prueba.
La comunidad a la que Pablo se dirige, está tentada por el cansancio, por un cierto desaliento. Se han olvidado ya del entusiasmo con que acogieron la Palabra de Dios. No viven con intensidad i orgullo el hecho de ser cristianos. Se contentan con lo que tienen, con seguir tirando, sin preocuparse en seguir avanzando en el camino de la salvación.
Luz y noche alternan el corazón. Cuando luce el sol todo se ve claro; en la noche no sucede igual. No cuentan sólo los hechos exteriores o notables que todos conocen; también cuentan pequeños detalles que sólo Dios conoce. Pero el corazón puede endurecerse, hacerse indiferente o frío. Sólo se salva el que persevera hasta el fin.
Provocar el amor
Un hombre desahuciado, herido por la lepra, era socialmente marginado y civilmente muerto. Su vida, una situación desesperada, un callejón sin salida: ni curación ni vida social. Se comprende así su actitud provocativa ante Jesús, poniéndose de rodillas ante Él: “Si quieres, puedes limpiarme”.Y se comprende también la respuesta de Jesús: “Quiero”,y vete al sacerdote para que certifique la curación y ser reintegrado a la sociedad.
Cuando Jesús ordena al leproso presentarse al sacerdote le está indicando que debe caminar por la nueva vida mirando al futuro, y no olvidar las perspectivas del pasado. Y llama su atención pidiéndole silencio: “No se lo digas a nadie”.No quiere Jesús crear dos personajes famosos, sería una desviación de lo que nos conviene a cada uno de los que nos decimos salvados por Él.
Nosotros también corremos a veces cierto peligro de andar reclamando la atención del público, cuando la raíz de nuestra salvación y de la de los demás es continuar en la escucha de lo que Jesús nos vaya diciendo día a día.
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la carta a los Hebreos
Heb 3, 7-14
Hermanos: Oigamos lo que dice el Espíritu Santo en un salmo: Ojalá escuchen ustedes la voz del Señor, hoy. No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión y el de la prueba en el desierto, cuando sus padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras durante cuarenta años. Por eso me indigné contra aquella generación y dije: “Es un pueblo de corazón extraviado, que no ha conocido mis caminos”. Por eso juré en mi cólera que no entrarían en mi descanso.
Procuren, hermanos, que ninguno de ustedes tenga un corazón malo, que se aparte del Dios vivo por no creer en él. Más bien anímense mutuamente cada día, mientras dura este “hoy”, para que ninguno de ustedes, seducido por el pecado, endurezca su corazón; pues si nos ha sido dado el participar de Cristo, es a condición de que mantengamos hasta el fin nuestra firmeza inicial.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Marcos
Mc 1, 40-45
En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: “Si tú quieres, puedes curarme”. Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: “¡Sí quiero: sana!” Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: “No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés”.
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes.
Oración
Señor, reconozco mis pecados, sobre todo el de omisión. Siempre confieso las cosas que hago mal, faltando a la ley de Dios fundada en el amor, pero nunca confieso las cosas que dejo de hacer por mi bien y el de mis hermanos. Quiero dejarme ablandar por tu gracia y hacer mi corazón más sensible a tus mandatos.
Acción
Hoy le hablaré de mi fe en ti a la persona que esté a mi lado, y le haré saber que somos miembros de una pequeña comunidad, parte también del cuerpo de Cristo.
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LITURGIA - 12 DE ENERO DE 2023
Ciclo A - Año I - Color Verde
I Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura Hebreos 3, 7-14
Salmo 94
Evangelio Marcos 1, 40-45
“Si quieres, puedes limpiarme”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Así Cristo combate los males y los sufrimientos del mundo: haciéndose cargo de ellos y venciéndolos con la fuerza de la misericordia de Dios…. ante un pobre o un enfermo, no tenemos que tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura y compasión, y de tocarlo y abrazarlo. He pedido a menudo a las personas que ayudan a los demás que lo hagan mirándolos a los ojos, que no tengan miedo de tocarlos; que el gesto de ayuda sea también un gesto de comunicación: también nosotros tenemos necesidad de ser acogidos por ellos. Un gesto de ternura, un gesto de compasión... Pero yo os pregunto: vosotros, ¿cuándo ayudáis a los demás, los miráis a los ojos? ¿Los acogéis sin miedo de tocarlos? (Ángelus 15 de febrero de 2015)
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY (Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.)
Constantes y perseverantes
La carta a los Hebreos nos sitúa ante una clara realidad. Nos pone ante la evidencia de que no es fácil perseverar siempre en el bien. El pueblo de Israel no superó la prueba del desierto, se olvidó de Dios, y se confió a otros ídolos de los que esperar obtener más. Se desvió del bien ante la prueba.
La comunidad a la que Pablo se dirige, está tentada por el cansancio, por un cierto desaliento. Se han olvidado ya del entusiasmo con que acogieron la Palabra de Dios. No viven con intensidad i orgullo el hecho de ser cristianos. Se contentan con lo que tienen, con seguir tirando, sin preocuparse en seguir avanzando en el camino de la salvación.
Luz y noche alternan el corazón. Cuando luce el sol todo se ve claro; en la noche no sucede igual. No cuentan sólo los hechos exteriores o notables que todos conocen; también cuentan pequeños detalles que sólo Dios conoce. Pero el corazón puede endurecerse, hacerse indiferente o frío. Sólo se salva el que persevera hasta el fin.
Provocar el amor
Un hombre desahuciado, herido por la lepra, era socialmente marginado y civilmente muerto. Su vida, una situación desesperada, un callejón sin salida: ni curación ni vida social. Se comprende así su actitud provocativa ante Jesús, poniéndose de rodillas ante Él: “Si quieres, puedes limpiarme”.Y se comprende también la respuesta de Jesús: “Quiero”,y vete al sacerdote para que certifique la curación y ser reintegrado a la sociedad.
Cuando Jesús ordena al leproso presentarse al sacerdote le está indicando que debe caminar por la nueva vida mirando al futuro, y no olvidar las perspectivas del pasado. Y llama su atención pidiéndole silencio: “No se lo digas a nadie”.No quiere Jesús crear dos personajes famosos, sería una desviación de lo que nos conviene a cada uno de los que nos decimos salvados por Él.
Nosotros también corremos a veces cierto peligro de andar reclamando la atención del público, cuando la raíz de nuestra salvación y de la de los demás es continuar en la escucha de lo que Jesús nos vaya diciendo día a día.
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la carta a los Hebreos
Heb 3, 7-14
Hermanos: Oigamos lo que dice el Espíritu Santo en un salmo: Ojalá escuchen ustedes la voz del Señor, hoy. No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión y el de la prueba en el desierto, cuando sus padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras durante cuarenta años. Por eso me indigné contra aquella generación y dije: “Es un pueblo de corazón extraviado, que no ha conocido mis caminos”. Por eso juré en mi cólera que no entrarían en mi descanso.
Procuren, hermanos, que ninguno de ustedes tenga un corazón malo, que se aparte del Dios vivo por no creer en él. Más bien anímense mutuamente cada día, mientras dura este “hoy”, para que ninguno de ustedes, seducido por el pecado, endurezca su corazón; pues si nos ha sido dado el participar de Cristo, es a condición de que mantengamos hasta el fin nuestra firmeza inicial.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Marcos
Mc 1, 40-45
En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: “Si tú quieres, puedes curarme”. Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: “¡Sí quiero: sana!” Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: “No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés”.
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes.
Oración
Señor, reconozco mis pecados, sobre todo el de omisión. Siempre confieso las cosas que hago mal, faltando a la ley de Dios fundada en el amor, pero nunca confieso las cosas que dejo de hacer por mi bien y el de mis hermanos. Quiero dejarme ablandar por tu gracia y hacer mi corazón más sensible a tus mandatos.
Acción
Hoy le hablaré de mi fe en ti a la persona que esté a mi lado, y le haré saber que somos miembros de una pequeña comunidad, parte también del cuerpo de Cristo.
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