Episodio 24 - Por qué aprender a persuadir

24 gen 2019 · 24 min. 19 sec.
Episodio 24 - Por qué aprender a persuadir
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Bienvenid@s a un nuevo episodio de «Créeme lo que te digo», el podcast donde conocer técnicas, trucos e información relevante para mejorar tu capacidad para influir y convencer. Hoy toca...

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Bienvenid@s a un nuevo episodio de «Créeme lo que te digo», el podcast donde conocer técnicas, trucos e información relevante para mejorar tu capacidad para influir y convencer.

Hoy toca dedicar el episodio a cómo argumentar, cómo conseguir que otras personas acepten tus planteamientos, cómo hacer que tus puntos de vista suenen sólidos y certeros.

Y fíjate, quiero comenzar por la base, por la pregunta fundamental, por la cuestión que a lo mejor te estás planteando: y esto de persuadir, ¿para qué sirve? ¿Por qué una persona como yo necesita aprender a persuadir?

A esta cuestión vamos a responder en el capítulo de hoy. Porque es verdad, a veces los que nos dedicamos a estas cuestiones caemos en el error de dar por sentado que todo el mundo entiende que la persuasión es una herramienta básica y no tiene por qué ser de esta manera.

Así que voy a darte mi parecer acerca de por qué debes aprender a persuadir

En primer lugar porque, aunque no te des cuenta, ya lo estás haciendo, lo que ocurre es que tal vez lo haces de manera intuitiva y eso significa que no tienes control sobre lo que haces y, por lo tanto, no sabes porqué te ha funcionado o no.
En segundo lugar, porque no queremos el lenguaje para transmitir información, lo queremos porque pretendemos conseguir algo con eso. Desde un cliente, hasta el chico o la chica que está al otro lado del bar. Eso lo conseguimos con la retórica, que no es otra cosa que el arte de convencer con las palabras.
Y si lo piensas, la retórica está por todas partes: en la publicidad cuando intentan vendernos un producto o un servicio; en la política cuando intentan convencernos de lo bueno que son las propuestas que nos lanzan; en la justicia cuando fiscales y abogados defensores realizan su trabajo o cuando los jueces redactan sus sentencias; en el mundo de las empresas cuando los líderes intentan implicar a las personas del equipo; en la crianza de hijos, cuando los padres les dicen a sus hijos qué está bien o qué está mal; en las relaciones entre hombres y mujeres cuando se intentan seducir.

En definitiva, ¿hace falta que te ponga más ejemplos para demostrarte que la persuasión, que la retórica está por todas partes, en casi todas las manifestaciones de comunicación entre personas?

El problema es que precisamente porque la retórica está por todas partes hemos dejado de prestarle atención. Y no solo eso, sino que la hemos asociado a prácticas manipulativas o a engaños utilizados por vendedores de humo.

Cuando después de escuchar este capítulo del podcast te des cuenta de la cantidad de mensajes que hay a nuestro alrededor que tratan de influirnos de una u otra forma, igual te vas a sentir un poco incómodo o incómoda pero, en realidad, siempre han estado ahí influyéndote.

Por otra parte, eso también significará lo que he dicho en algún otro capítulo, que cuando detectamos los intentos que hacen otras personas por convencernos, nos resistimos, desconfiamos, porque entendemos que nos intentan manipular.

Este es el motivo por el cual acostumbro a decir que la mejor persuasión es la que no se nota.

Pero puedes tomártelo de otra manera. Si cuando camines por la calle o leas el periódico o mires la TV o hables con tu pareja, detectas cómo utilizan la retórica para convencerte, querrá decir que comienzas a tener más armas para tomar decisiones más libres.

Y este es otro de los motivos para aprender retórica, para defenderte de posibles intentos de manipulación de otras personas.
Si aprendes retórica aprenderás a detectar, por ejemplo, el uso de falacias, los errores argumentativos de otra personas, aprenderás a valorar lo consistente o no que son las pruebas que aducen para demostrar sus opiniones.

Pero lo más importante de todo es que aprender retórica, aprender a argumentar es aprender a ordenar el pensamiento porque no se puede razonar bien si no razonas bien; es imposible.
Nuestras palabras no son otra cosa que nuestro pensamiento en forma sonora, así que, igual que si una canción suena armónica significa que está bien compuesta, si lo que dices suena veraz, significa que está bien pensado.

Pero todavía tengo más razones para demostrarte que vale la pena aprender persuasión y retórica y es que es una vía fantástica para llegar a acuerdos, para construir puentes, para solucionar conflictos, para hacer crecer las relaciones.
En muchísimas ocasiones afrontamos los conflictos sin tener en cuenta que las palabras son una herramienta que podemos convertir en un arma capaz de dilapidar toda una relación de años o bien en nuestro mejor aliado para conseguir, no solo superar un desacuerdo, sino construir relaciones mucho más sólidas.

Pero, lo importante no es todo esto que te acabo de contar acerca de porqué aprender persuasión y retórica, sino que tú mismo, tú misma, llegues a descubrir todas las aplicaciones que profesionalmente y personalmente puedes darle a este arte.

Piensa qué podrías conseguir en el plano laboral si mejorases dialécticamente.

Por ejemplo, qué hubiese pasado con esa idea que tuviste y que no salió adelante porque no acertaste en la manera como la presentaste.

O esa reunión en la que triunfó una idea bastante peor que la tuya porque la otra persona fue más efectiva y tú no acertaste a rebatir su planteamiento.

O aquella otra vez cuando notaste que un cliente dejó de escucharte cuando dijiste no sé qué cosa.

O esa sesión de networking a la que asististe y en la cual luego nadie se acordaba de en qué trabajabas.

Vivimos en el inicio de una época de esas que cíclicamente ocurren. Una época de cambio social, económico y político, uno de estos periodos VUCA que se llaman ahora de forma muy snob pero que han sido cíclicos a lo largo de la historia, propicios para que los populismos y las demagogias presenten ideas sencillas a problemas complejos.

Estas épocas son especialmente críticas porque ante la incertidumbre del momento las personas deseamos certezas, aunque éstas sean ridículas ensoñaciones o posturas extremas.

Aprender persuasión y retórica te protege ante esto. Es tu escudo y tu vacuna ante la manipulación. Por eso, aprender a sacar el mejor rendimiento de la capacidad que más humano nos hace, pensar y comunicarnos, es una de las mejores inversiones que podemos realizar.

Al menos así lo pienso yo.

En la sección «Abrir y consumir» te propongi un ejercicio para ir engrasando la máquina persuasiva. No te lo pierdas.

Espero que te resulte interesante el episodio. Si es así, no te olvides de suscribirte y dejarme un comentario.

Como siempre, te doy las gracias por tus comentarios y valoraciones 5 estrellasen  ITunes y los «me gusta» en  Ivoox, Spotify,Spreaker, YouTube y ahora también en Google Podcast. Ya sabes que todo ello me ayuda muchísimo a dar a conocer el podcast a otras personas.

Disfruta del capítulo.

¡Hasta luego, persuasores!

Óscar
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Informazioni
Autore Óscar Fernández Orellana
Organizzazione Óscar Fernández Orellana
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