Para poner el broche a la temporada, un epílogo: La única certeza. Cómo decía un profesor mío de periodismo, la verdad se la dejo a los curas. Yo prefiero construir con certezas.

Chapas en los bolsillos, tornados imposibles, cine de los 90, acero canadiense en la Cataratas de Niágara, Nelson Mandela, un libro mágico con personajes maravillosos, recuerdos que engañan al cerebro, Tim Burton… y una única certeza.
Que qué tienen en común todos estos elementos? Que se cruzan De lo imposible a lo imparable, a través de la fantástica historia de Geneviève Jones... y de mi abuelo.

Cuando tenía entre 8 y 10 años, la vida de mi abuelo Andrés era una incógnita para mí. Murió en los 80. Yo era muy pequeño y sólo guardo una vaga imagen.
Había escuchado historias que me rondaban. Que si el abuelo era un pastor extremeño. Que si había aprendido a leer y a escribir él sólo. Y, después, había enseñado a otra gente. Que si había luchado en la guerra civil y después estuvo preso. Que si fue represaliado. Y con las décadas, había migrado a Madrid y, luego, a Barcelona. Y, después de un par de años jubilado, que si se había tirado al tren.

Cuando yo tenía entre 8 y 10 años nació una niña en Ontario, Canadá, Geneviève Jones. Aquella niña vivió un fantástico suceso. Lo que le pasó a Geneviève ata los cabos sueltos de la historia de mi abuelo.

De lo imposible a lo imparable es un podcast de documentales sonoros. Historias inspiradoras de vidas reales, conectadas a través de una narrativa circular. Personajes históricos o contemporáneos, célebres o anónimos, trenzados con un relato que merece ser escuchado. Y un diseño sonoro con una narrativa que supone una experiencia única (se recomienda escuchar con auriculares).

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