El deporte debe ser uno de los lugares con mayor miedo a fallar. Me pregunto cuanto tiene que ver el exceso de examinación que hay en nuestra cultura. Desde muy temprana edad nos juzgan con calificaciones. Todo está calificado, todo está sistematizado y estandarizado con números que muchas veces corresponden a miradas arbitrarias de las capacidades humanas. El sistema capitalista se basa en números y estadísticas porque necesita una producción eficiente. Y el deporte, sobre todo en el alto rendimiento, es cada vez mas un tentáculo de ese sistema. No entrar en los números es igual a quedar afuera del sistema. Lo puedo decir por experiencia propia y porque lo veo en los muchos deportistas que se acercan a trabajar conmigo. Tienen miedo a fallar el próximo golpe. Hacen deporte pero no reconocen que hacerlo es aceptar una regla básica del juego, se gana, se pierde y a veces, en algunos se empata. Lo cual no es un problema. Lo problemático es como te relacionás con eso. Solo ven ganar como opción. Hay un rechazo por perder que se traduce en la exclusión. Ahí está el problema del cual se alimenta el sistema. Nada mejor para el sistema que dejar que nos comamos unos a otros. Gane quien gane el sistema gana igual porque lo que quiere es justamente que exista esta idea de triunfadores como alguien superior. Una superioridad que es moral, excluyente. Es su alimento. El triunfador sigue en carrera, se le abren puertas. El perdedor queda afuera, no está invitado al banquete. Estar afuera del banquete es morirte de hambre, solo. Y ese miedo a quedar afuera es combustible para que sigamos en la lucha por ganar o perder. Al costo que sea, hay que ganar. Cuando le creemos a nuestros pensamientos que fallar está mal, que no podemos fallar, somos el escarbadientes que nos expulsa de las muelas del sistema. Somos el sistema mismo. El sistema se las ingenio para operar en nosotros, en ser parte nuestra. No es algo externo, sino que es algo que acordamos entre todos que existe. Al sistema lo construimos en nuestros pensamientos y gestos. En como nos relacionamos con el mundo. Así es que el virus gana.

No vamos a vencer al sistema. Pensar en vencer es su lenguaje. Tampoco hay antivirus. Hay sí otro camino que va siempre pegado, cerquita, sin violencia. Tomando todo lo que sucede en la periferia, en el proceso de cómo hacemos las cosas, sin apegarse a ideales, resultados o estereotipos de como tienen que ser las cosas. Fallar es una palabra que inventamos para disimular que no prestamos atención a algo. Fallar es una invitación a probar otra vez de una manera diferente. Fallar es una invitación a reflexionar como lo hiciste, a hacer un examen sensorial y cognitivo de la experiencia. Fallar es necesario. Fallar es lo que hace la evolución desde hace miles de millones de años.