Deuteronomio-040 Guarda y enseña
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Descrizione
Sabiendo lo importante que es recordar lo que Dios ha hecho, y de transmitirlo a las generaciones venideras, Moisés exhorta al pueblo en Deuteronomio 4:9 “Por tanto, guárdate, y guarda...
mostra di più“Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.”
Y en el versículo 15: “Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego;
Con este versículo les advierte que no se hagan dioses, pues “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”, como dice el texto en Juan 4:24.
Y otra vez les advierte en el 23: “Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido.”
¿Cómo es posible que personas que se consideran creyentes sigan hoy día ofreciendo sus oraciones a otro que no sea Dios? Piden a estatuillas en lugar de postrar el rostro en presencia del Dios Santo, el que dice “Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro.”
Con estos mandamientos comienza la ley: Porque no hay otro Dios, no hemos de postrarnos ante imágenes de ningún tipo par adorarlas. Y continúa la ley: el nombre del Señor ha de tomarse en serio, no utilizándolo para expresiones frívolas y ligeras; no tomarás el nombre del Señor en vano.
Guardarás el día de reposo para santificarlo. Porque Dios valora al ser humano, nos manda guardar el día de reposo, pues es santo para el Señor. Cumpliendo este mandamiento, no podían hacer a nadie trabajar. El texto les da la explicación: “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.” Todos merecían un descanso, y esto debía honrarse.
Los restantes seis mandamientos tenían que ver con el trato con el prójimo. Honra a tus progenitores, no tomes la vida de ninguna persona en tus propias manos, respeta las relaciones humanas de forma moralmente irreprochable, respeta la propiedad de tu prójimo, habla verdad siempre, y no engañes ni con palabras ni con acciones manipuladoras; y acaba la ley con un mandamiento a estar contentos con lo que posees, no codiciando aquello que pertenece a otro.
Si todos viviéramos bajo esa ley moral, tendríamos un mundo totalmente diferente. No haría falta tener prisiones, podríamos reducir el número de policías, o su función sería muy diferente. Podríamos vivir confiados y con una buena relación con los demás.
Pero sin embargo, aunque esta ley es justa e ideal, no hay nadie que la cumpla íntegramente todo el tiempo. Por eso tenemos conflictos, y por eso nos cuesta horrores resolverlos.
Sabemos que la ley no nos puede salvar, porque solo podría ser suficiente si se cumpliera toda la ley todo el tiempo, y como dice Romanos, no hay justo ni aunque uno.”
Sin duda este cumplimiento de la ley moral de Dios no era para ganarse el cielo, como se suele decir. El cielo no se gana, o ninguno entraría en la presencia del Señor. La entrada al reino de Dios es por fe en la obra redentora de Jesucristo. Efesios 2:9 nos dice que no es “por obras, para que nadie se gloríe.” Nadie llegará al cielo por sus propios méritos. Pero todo aquel que quiera puede llegar con tan solo poner su fe en el mérito de Cristo, nuestro sustituto y Salvador.
Y aún así, Moisés anima al pueblo “Mirad, pues, que hagáis como Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra. Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer.”
¿Cómo podían vivir según la ley de Dios?
Solo podrían si la tenían en mente constantemente, hasta el punto de hacerla parte de su caminar diario. No sería algo que se pudiera lograr inconscientemente, pero el recordarla sería el primer paso para su cumplimiento. Así que el capítulo 6 versículos 6-9 dan la clave para poder recordar:
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”
Debían saber las palabras para llevarlas en el corazón, las debían repetir a sus hijos, para que estos las aprendieran. Al andar por el camino, hablarían de ellas, al acostarse las repasarían, al levantarse las comentarían. Tendrían cuadros, tarjetas que les recordara, e incluso las tendrían enmarcadas por las paredes de la casa.
¿Te parece exagerado?
No seamos ingenuas. Así es como nos aprendemos, sin querer, las canciones de la lista de los cuarenta principales, aún cuando no queremos. Cuando vamos al supermercado, las escuchamos mientras compramos, cuando vamos al gimnasio, ahí también las tienen; si subimos al autobús, volvemos a escucharlas; salen hasta en la sopa, e incluso aquellas canciones que te irritan, acabas cantándolas al despertarte por las mañanas. Parece que el mundo del márketing sabe que la repetición enseña. Así es como nos programan constantemente con anuncios publicitarios, por la radio, por la televisión, por internet, o en vallas publicitarias.
Cuánto más importante es que los preceptos de nuestro Dios estén grabados en nuestra mente. Cuánto más provechoso es que Su Palabra esté de continuo en nuestras bocas.
¿Valoras más la situación económica de tu país que la situación moral? ¿Dejas que tú y tus seres queridos absorban la inmoralidad que se está enseñando en los colegios y en los medios de comunicación? Aceptas que los que dirigen tu país promuevan leyes y principios que defienden la muerte de inocentes y la promiscuidad sexual sin darle ninguna importancia? ¿Estamos olvidando la ley de Dios para sustituirla por la inmoralidad prevalente en la sociedad?
“Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” Deuteronomio 4:9
Haz lo que sea necesario para recordar lo que el Señor enseña y no te canses de comunicarlo a tus seres queridos para que estos también lo aprendan y se beneficien de ello.
Informazioni
Autore | David y Maribel |
Organizzazione | David y Maribel |
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