En medio de tu espera, de esa larga espera que se ha prolongado por años. Tantos años que hoy cuando miramos atrás, tenemos que reconocer que si no hubiera sido por su presencia en nosotros, no fuera posible haber llegado hasta aquí. No todos han permanecido en la barca, ni todos nos han ayudado a remar; pero lo cierto es que no hemos estado solos. Unos se fueron, otros llegaron y algunos permanecen. Y con ellos nos hemos sostenido. Lo importante es que antes de iniciar esta aventura de fe, embarcamos a quien desde el principio declaró: “Crucemos al otro lado del lago». Es más, por lo menos yo, tengo que reconocer que en muchos momentos me he desesperado y mis actitudes no han sido las mejores.
La tormenta de pensamientos perturbadores, ha arreciado ferozmente y mi mente se ha confundido hasta el punto de creer que la derrota es inminente y peor aún, que Dios no tiene cuidado de mí. Pero… Llegó la hora de despertarlo, porque más cierto que esta realidad pasajera es la verdad que cargo en mi corazón y que hoy declaro con mi boca; porque el mismo Dios que lo hizo ayer, tiene todo el poder para hacer cosas portentosas a nuestro favor y el tiempo es ahora:

3 Cuando descendiste hace mucho tiempo,
hiciste obras temibles, por encima de nuestras mayores expectativas.
¡Y cómo temblaron los montes!
4 Desde el principio del mundo,
ningún oído ha escuchado,
ni ojo ha visto a un Dios como tú,
quien actúa a favor de los que esperan en él.
Isaías 64: 3 – 4

Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: « ¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma. 40 Luego él les preguntó: « ¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?».
41 Los discípulos estaban completamente aterrados. « ¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!».
Marcos 4: 39 – 41

Supera nuestras mayores expectativas, rompe todo límite con el que el temor pretendió atar nuestra mente y desborda todo tu Poder a nuestro favor Porque en ti esperamos, en ti nos sostenemos y en tu lo nombre lo declaramos.