02 El Cartero y el Perro

Cuando fui salvo hace 21 años, me senté con un cartero jubilado que me contó una historia que no entendí en ese momento pero que ahora me ha resultado muy útil en mi caminar cristiano. Empezó diciéndome que el diablo no tiene dientes. Luego continuó contándome que una vez, mientras realizaba sus primeras rutas como cartero, de repente vio a un perro que venía detrás de él. Era un rottweiler. Era un monstruo de tamaño. Empezó a correr, pero sintió que el perro se le acercaba, dispuesto a devorarlo si lograba atraparlo. Corrió más de una milla, pero el perro todavía lo perseguía. Finalmente, vio un callejón y decidió esconderse allí. Sin embargo, no resultó ser una buena idea. Solo había una salida en el callejón , y el perro estaba frente a ella. El cartero estaba muerto de miedo. Su mayor temor eran los dientes del perro. Se imaginó al perro sacando un trozo de su carne que lo aniquilaría. Cuando el perro estaba listo para saltar sobre él, ladró. El cartero se asombró al ver que el perro no tenía dientes. De repente, todo su miedo se había ido. Pudo pensar más claramente sin miedo. Cuando el cartero llegó a la única salida, el perro trató de morderlo. Sin embargo, lo único que sintió fue la presión de las encías del perro. Esto no era tan aterrador como había imaginado en primer lugar. El diablo es como este perro. Por lo tanto, deberíamos
No temáis al diablo, porque Jesús se rompió los dientes cuando fue a la cruz y venció a la muerte con Su resurrección de entre los muertos. Hebreos 2.14-15