Armín Gómez, escritor y profesor.

El lado B de la educación

Redimensionar la casa como espacio de aprendizaje, redistribuir el tiempo, renovar rutinas e incrementar el uso de la tecnología para la educación son algunos cambios positivos que trajo la pandemia a miles de estudiantes que dejaron de asistir a clases de manera presencial durante el año 2020.
La UNESCO calcula en mil 370 millones de estudiantes —el 80% de la matrícula en el mundo —el total de niños y jóvenes que suspendieron su asistencia a escuelas y universidades en 138 países. Situación que afectó también a 60.2 millones de docentes. [La educación es la actividad en la cual las nuevas generaciones invierten la mayor cantidad de tiempo, ya que pasan de seis a ocho horas diarias en un aula (sin contar el tiempo dedicado a las tareas).

En la escuela, los chicos conviven con otros integrantes de su generación, practican normas de conducta y realizan actividades físicas y culturales. Pero, de golpe, esta rutina altamente estructurada y sistematizada se derrumbó: niños y jóvenes fueron confinados a su hogar.