Evangelio Del Día Sábado 30 de Julio | El Día de la Gran Cuenta | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 30 DE JULIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XVII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II I Semana...
mostra di piùLITURGIA - 30 DE JULIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XVII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
I Semana del Salterio
Primera Lectura Jeremías 26, 11-16.24
Salmo 68
Evangelio Mateo 14, 1-12
“Las fuerzas milagrosas actúan en él”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Detrás de estos personajes está Satanás, sembrador de odio en la mujer, sembrador de vanidad en la niña, sembrador de corrupción en el rey. Y el "hombre más grande nacido de mujer" terminó solo, en una celda oscura, por el capricho de una bailarina vanidosa, el odio de una mujer diabólica y la corrupción de un rey indeciso. Es un mártir, que dejó que su vida fallara, cada vez menos, para dar lugar al Mesías. La vida tiene valor sólo en darla, en darla en el amor, en la verdad, en darla a los demás, en la vida cotidiana, en la familia. Donarlo siempre. (Homilía Santa Marta, 8 febrero 2019)
Reflexión del Evangelio de hoy (Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.)
La fidelidad del Profeta
Si algo se destaca en la historia de la salvación es la fidelidad de los profetas. La fidelidad con el compromiso que Dios les había encargado y nunca fue fácil anunciar lo que Dios quería comunicar a su pueblo. Decir la verdad de Dios siempre cuesta. Hoy, en la primera lectura nos recuerda la fidelidad mostrada por Jeremías.
Todos somos conscientes que ser fieles a la opción que cada uno hemos escogido, exige esfuerzo, entereza, confianza en uno mismo, aceptación de las dificultades y, los verdaderos profetas, reforzada por la confianza en Dios. Todos sabemos lo que nos cuesta ser fieles a la opción que hemos elegido, pues encontramos dificultades en nosotros mismos, en los ambientes en que vivimos, en las circunstancias sociales, religiosas, políticas etc. Cada uno hemos hecho una opción y hemos experimentado esas dificultades.
Jeremías nos sirve de ejemplo y de estímulo, pues, a pesar de no pasarlo nada bien, de tener ganas de hasta abandonar, permaneció fiel al encargo que Dios le había encomendado en favor de su pueblo. Por ser fiel a ese mandato tuvo que saber denunciar al pueblo de cómo no era fiel a la alianza que habían hecho con Dios. Ser fiel exige valentía, madurez humana y creyente, pero fortalece la libertad. Lo podemos ver en Jesús. ¿Soy fiel a la vocación qué he escogido?
Precursor incluso en la muerte
Lo ocurrido con Jeremías, amenazado de muerte se hace realidad en Juan Bautista el Precursor. El evangelista nos lo presenta como precursor de lo que le va a ocurrir a Jesús, ya que, admirando a Jesús, Herodes piensa que Juan ha resucitado. Anuncia lo que ocurrió con Jesús, lo matan, pero Jesús sí resucitó.
La escena está llena de muchos detalles, pero sobre todo destaca la causa de la muerte de Juan. Ser fiel a la fidelidad de anunciar un valor que Herodes había transgredido. Denuncia una infidelidad pública y manifiesta. No solo es un infiel, sino un cobarde, nada valiente e incapaz para gobernar. No quedar mal, juega malas `pasadas para ser fiel.
Nosotros, como creyentes en Jesús, también estamos llamados a vivir los valores del Evangelio y muchas veces por cobardía, por no quedar mal, no los anunciamos, porque en realidad, a veces, no los vivimos. Nos falta valentía, porque nos falta vivencia de esos valores. No somos fieles por miedo, por el qué dirán, porque nos pueden llamar retrógrados etc. Nos cuesta ser anunciadores de los valores del Evangelio, por circunstancias personales, sociales y hasta religiosas.
Estamos necesitados de la fuerza del Espíritu Santo que nos mueva, nos ilusione y nos dé el don de la “parresia”, como a los primeros seguidores de Jesús, para ser profetas fieles a las enseñanzas y al actuar de Jesús, pues ésta sociedad está necesitada de esos profetas. Nuestro mundo necesita de profetas que hablen de Dios, Padre hecho hombre en Jesús de Nazaret y que por medio de su Espíritu nos impulsa a anunciar su Reino.
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la profecía de Jeremías
Jer 26, 11-16. 24
En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y al pueblo: “Ese hombre, Jeremías, merece la muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes mismos lo han oído”.
Pero Jeremías les dijo a los jefes y al pueblo: “El Señor me ha enviado a profetizar todo lo que han oído contra este templo y esta ciudad. Pues bien, corrijan su conducta y sus obras, escuchen la voz del Señor, su Dios, y el Señor se retractará de la amenaza que ha pronunciado contra ustedes. Por mi parte, yo estoy en manos de ustedes: hagan de mí lo que les parezca justo y conveniente. Pero sépanlo bien: si me matan, ustedes, la ciudad y sus habitantes serán responsables de la muerte de un inocente, porque es cierto que el Señor me ha enviado a ustedes para anunciarles todas estas cosas”.
Los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: “Este hombre no merece sentencia de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios”.
Entonces Ajicam, hijo de Safán, defendió a Jeremías, para que no fuera entregado en manos del pueblo y lo mataran.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 14, 1-12
En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús y les dijo a sus cortesanos: “Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas”.
Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, pues Juan le decía a Herodes que no le estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, le tenía miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta.
Pero llegó el cumpleaños de Herodes, y la hija de Herodías bailó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que le pidiera. Ella, aconsejada por su madre, le dijo: “Dame, sobre esta bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y entonces mandó degollar a Juan en la cárcel. Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre.
Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y luego fueron a avisarle a Jesús.
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